El debate del martes dejó en claro que Kamala Harris está preparada para enfrentar al expresidente en la arena política
Foto: AFP | Liderazgo. La retirada de Biden permite a Harris liderar a los demócratas con una campaña enfocada en la juventud y la diversidad.  

En la carrera presidencial de 2024 en Estados Unidos, Donald Trump y Kamala Harris encarnan no solo dos enfoques políticos divergentes, sino también dos visiones culturales y generacionales profundamente contrastantes.

Por ejemplo, Trump, de 78 años, con su conocida retórica nostálgica, sube al escenario con la emblemática canción de 1984 “God Bless the USA”, apelando a un sentido de patriotismo tradicional y resistencia al cambio. En contraposición, Harris, de 59 años, opta por “Freedom” de Beyoncé, un himno de 2016 que resuena con las generaciones más jóvenes y diversas.

La retirada de Joe Biden de la contienda allanó el camino para que la vicepresidenta, una figura multirracial y más joven, asumiera el liderazgo de los demócratas. Esto marca un cambio significativo, no solo en la demografía del liderazgo político, sino también en el estilo y la estrategia de campaña. Mientras que el magnate busca movilizar a su base tradicional, compuesta en su mayoría por votantes blancos, rurales y evangélicos, Harris se enfoca en “energizar” a votantes jóvenes, urbanos de origen afroamericano y latino, quienes ven en ella una representación del progreso social y la inclusión.

En ese sentido, de acuerdo con un análisis reciente del Pew Research Center, sobre las encuestas a nivel nacional realizadas a lo largo del año, mostró que la candidata demócrata tiene el 74% de apoyo entre los votantes afroamericanos y el 72% entre los votantes hispanos. Biden alcanzó porcentajes similares entre ambos grupos en 2020. El centro de investigación también encontró que la vicepresidenta tiene el 54% de apoyo entre los votantes menores de 30 años, y el candidato republicano tiene solo el 27%.

Las campañas reflejan dos visiones de Estados Unidos. El expresidente republicano apela a una América que mira con nostalgia al pasado, resaltando valores tradicionales y expresando un temor hacia los cambios culturales y demográficos. Por otro lado, la demócrata representa una nueva era, conectando con votantes a través de referencias culturales modernas, la adopción de memes y una estética que refleja la cultura pop contemporánea.

A medida que la carrera se intensifica, ambos candidatos enfrentan el desafío de movilizar a sus respectivas bases. Trump enfatiza una narrativa de restauración y resistencia al cambio, mientras que Harris se posiciona como la lideresa que puede llevar a Estados Unidos hacia un futuro más inclusivo y diverso. Las encuestas muestran una contienda cerrada, reflejando la profunda división que existe en el país, no solo en términos políticos, sino también en términos generacionales y culturales.

En última instancia, la elección de 2024 se perfila como una lucha no solo por el control de la Casa Blanca, sino también por la definición de la identidad de Estados Unidos en los años venideros.