Aunque está siendo muy criticada la estrategia del presidente López Obrador en su argumentación de desconocimiento de lo que ya se puede conocer como Operación Mayo Zambada (OMZ), en el fondo sólo busca ir obligando a Estados Unidos a revelar indicios de que no se encontraron con el capo mexicano en un aeropuerto de EU, sino que hubo una maniobra gubernamental que puede caracterizarse como secuestro o extracción.

Hay que partir también del hecho de que las argumentaciones políticas públicas, y más aún en temas delicados como los de seguridad nacional, siempre esconden poca o mucha información y todas las reacciones que se conocen tienen objetivos básicos y clásicos de desinformación como una manera de eludir responsabilidades directas.

A ello hay que agregar -ahí sí- la impericia política y de manejo de comunicación estratégica del gobernador sinaloense, Rubén Rocha Moya, quien parece estar siendo alejado de cualquier protección gubernamental y en ese escenario se entiende el cese fulminante de su fiscal y otras denuncias que se vienen en el área policíaca porque nadie sabía lo que todos sabían: policías en activo como guardias de seguridad de los grandes capos, un hecho que, por cierto, existe en otras plazas dominadas por células importantes del crimen organizado.

El punto más sensible de la OMZ se localiza un poco en la información que esté dispuesta a soltar el capo de Sinaloa ya en las cárceles estadounidenses, pero en el entendido de que en su zona de influencia existen familiares y cómplices que necesitan ser protegidos y que se harán cartas de negociación para soltar algo o mucha información, aunque con la certeza que habrá datos delicados que se quedarán en su memoria para impedir venganzas locales.

Lo que está circulando de manera pública en medios del caso Mayo Zambada forma parte de maniobras de desinformación de México y EU.

 

Zona Zero

  • No parece detectarse interés en las autoridades federales respecto de lo que está ocurriendo en Chiapas, una entidad ahogada en la pobreza y el abandono, pero clave en la zona sur de la seguridad nacional de Estados Unidos y de México. Un dato debió de haber encendido los focos de alarma: dos comunicados del subcomandante Marcos ya auto identificado como El Capitán y evidencias de que grupos del EZLN están tomando las armas para aliarse con las comunidades afectadas por el crimen organizado, grupos específicos del narco y agrupaciones raciales anti indigenistas.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

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