El presidente de Colombia Gustavo Petro no oculta su preocupación. Tampoco el brasileño Lula da Silva. Los dos viven el mismo corte de izquierdas con cierto aire populista. Sin embargo, son los primeros que quieren salvar la situación de Venezuela de la mejor manera posible. Además, que sea rápida.

En Chile, a su presidente Gabriel Boric le pasa algo parecido. No deja de tener ideas similares a las de Lula y Petro. Sin embargo, ve la situación venezolana como un fracaso y una bomba que les puede explotar a los tres.

Todos tienen ciertas concomitancias políticas con el dictador de Venezuela Nicolás Maduro, en esencia todos piensan igual. Por eso precisamente están buscando una solución. No quieren que el efecto de Venezuela se convierta en un dominó que puede ir cayendo en otros países. Saben que, en la medida que el tirano venezolano se enroque en el poder, los ciudadanos de sus respectivos países podrían querer acabar con sus respectivos gobiernos.

Gustavo Petro y Lula da Silva encontraron una posible solución, pidieron una repetición de las elecciones y que Maduro hiciera públicas las actas electorales. Evidentemente el tirano ha dicho que no. Tiene a sus generales y altos mandos militares comprados y eso es lo que, en principio, cree que le puede salvar. ¿Y esto cuánto tiempo va a seguir? Nada es para siempre, incluso con los casi dos mil altos mandos que tiene comprados. Siempre existen las disidencias. No todo es dinero. Así lo ven algunos y así es. Incluso el populismo tiene una vigencia, una fecha de caducidad.

El tirano Sadam Husein terminó en la horca, el dictador Muamar el Gadafi murió apedreado por su propio pueblo. La mayoría termina así. ¿Cómo será el fin del dictador de Venezuela?

 

    @pelaez_alberto