Es la pregunta que se hacen miles de mineros y la sociedad en general. Hace unos días se supo que las autoridades podrían fincar responsabilidades a un líder sindical por malos manejos de las cuotas sindicales.

Debe quedar claro que el sindicalismo se creó para servir a los agremiados, no para servirse de ellos, por lo que este tipo de casos, por supuesto, no deben permitirse.

Es una investigación que inició en 2011; sin embargo, no se entiende por qué nada se ha hecho respecto de un caso ampliamente conocido en 2005, y que acumula miles de denuncias. Hablamos del cínico robo de mil millones de pesos por parte de Napoleón Gómez Urrutia, en detrimento de los mineros de Cananea.

Durante casi 20 años, se ha denunciado que Napillo, entre otras cosas, ostenta una Toma de Nota sin cumplir uno de los estatutos básicos del Sindicato Minero: ser trabajador minero por un mínimo de cinco años.

Además, una vez siendo secretario general de la organización, desfalcó a más de 11 mil mineros al apropiarse del fideicomiso creado el 3 de marzo de 2005, por la venta de Mexicana de Cananea. Dijo que el dinero pertenecía al Sindicato y, por lo tanto, a él por ser secretario general. Así fue como los ingresos se diluyeron para miles de familias y quedaron en posesión y goce de una sola: la de los Gómez Casso, quienes, por cierto, hoy son propietarios de cadenas de restaurantes en el extranjero, mansiones, colecciones de arte, autos de lujo y otros derroches.

Napillo no ha dejado la maña y hace de las cuotas sindicales lo que quiere. Hace unos años, el desfalco fue tal que el Sindicato no tenía fondos para cubrir lo básico para su operación, ni el pago de salarios ni los servicios esenciales como la luz.

Cientos de notas periodísticas se publicaron, documentales, denuncias e investigaciones sobre el abuso y explotación de Napillo hacia el gremio minero. Por ello y para no pisar la cárcel, él y su familia se escondieron en Canadá por más de diez años.

Hace seis años, Gómez Urrutia tampoco fue juzgado, por el contrario, fue premiado por Morena con una senaduría que le permitió seguir viviendo en la impunidad, pero ahora en México.

Curiosamente, y no sabemos si a cambio de su libertad temporal, como senador y presidente de la Comisión de Trabajo del Senado impulsó reformas que van en contra de los trabajadores, como el tope y la disminución de las utilidades. Hoy no da la cara a los mineros, no les dice que pasó por encima de un derecho constitucional y que es el culpable de que las utilidades dejaran de ser de 10 por ciento.

Por más ilógico que parezca, Morena repitió la dosis a los miles de mineros que fueron  estafados por Napillo, ya que ahora lo hicieron diputado.

El robo por parte de Napoleón Gómez Urrutia existe, así como el saqueo a las cuentas del Sindicato y el enriquecimiento ilícito; hay cuatro laudos emitidos por la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje que lo obligan a regresar el dinero a sus verdaderos dueños. Esperamos que esta nueva administración, encabezada por la primera mujer en la historia de nuestro país, pueda y quiera hacer justicia al gremio minero.

Mientras Morena siga defendiendo a un líder sindical corrupto, delincuente, que se hace pasar por minero, que usurpa funciones, que extorsiona empresas y explota a los mineros, no podremos avanzar en la democracia y la libertad sindical. Por más reformas que existan seguirán siendo letra muerta frente a la realidad.

 

      @CarlosPavonC