El gobierno canadiense anunció un endurecimiento en la política de inmigración que reducirá la entrada de trabajadores extranjeros temporales, como parte de un esfuerzo por mitigar el desempleo y aliviar las presiones sobre los servicios sociales.
A partir del 26 de septiembre, se restablecerá la prohibición de emitir permisos para empleos de baja remuneración en ciudades con una tasa de desempleo del 6% o más.
Además, la duración de estos permisos será reducida de dos años a uno, aunque sectores como la agricultura, la atención sanitaria y la construcción estarán exentos.
Ottawa había aceptado las demandas de las empresas de aumentar el acceso al programa de trabajadores extranjeros temporales, ya que las compañías se esforzaban por cubrir las vacantes de empleo cuando la economía despegó tras las restricciones de la pandemia de Covid-19.
El gobierno respondió casi duplicando el número de trabajadores extranjeros temporales admitidos en el país y amplió sus reglas para permitir la actividad en sectores como el de comida rápida. Anteriormente la mayoría trabajaba en la industria agrícola.
Canadá experimentó su mayor crecimiento poblacional en más de 50 años, en gran parte impulsado por la inmigración, lo que generó una expansión del desempleo al 6.4% el año pasado.
En respuesta, el ministro de Inmigración, Marc Miller, afirmó que las reglas “deben adaptarse a la realidad económica” actual del país. “No dudaremos en tomar medidas adicionales si es necesario”, añadió.
Por su parte, el ministro de Empleo, Randy Boissonnault, subrayó la importancia de priorizar el acceso de los canadienses a estos empleos y erradicar los abusos en el programa de trabajadores extranjeros temporales.