Los caprichos de López Obrador amenazan con dejar a Claudia Sheinbaum un país en llamas.

 

La tozudez presidencial, que alguna vez fue atributo, se ha convertido en un lastre para la futura Presidenta, que recibirá al país con varios frentes incendiados.

 

De entrada, la ocurrencia de “pausar’’ las relaciones con los embajadores de Estados Unidos y Canadá, Ken Salazar y Graeme C. Clark, la coloca en una posición de debilidad ante los principales socios comerciales del país.

 

López Obrador dijo que la “pausa’’ es con los embajadores, “no con los gobiernos’’, lo cual resulta hasta risible, pues es por conducto de los representantes diplomáticos que los gobiernos se comunican.

 

Quizá la “pausa’’ implique que el Presidente mexicano no invite a la Ceremonia de Independencia a Salazar y Clark, con lo que se perderán un champurrado y unos tamales de chipilín.

 

Seguramente eso les importa menos que los mensajes que reciben de sus gobiernos e inversionistas sobre los riesgos que implica la reforma al Poder Judicial y la necedad de querer elegir a jueces y magistrados por el voto del pueblo bueno y sabio.

 

López Obrador también le abrió otro frente a Sheinbaum, pero esta vez con las universidades del país y ya sabemos que cuando los estudiantes salen a la calle, es muy complicado regresarlos a las aulas.

 

Hoy están convocadas las facultades y escuelas de derecho de las 9 universidades más importantes de la capital para protestar por la iniciativa de reforma al Poder Judicial.

 

Ahí se mezclarán los alumnos de la UNAM, la Ibero, el ITAM, entre otros planteles, en un hecho que no ocurría desde aquellas marchas de mayo del 2012, cuando surgió el movimiento #Yosoy132, generado después de una presentación de Enrique Peña Nieto en la Universidad Iberoamericana.

 

El movimiento, congregó a miles de estudiantes de universidades públicas y privadas, demandaba la “democratización de los medios’’, la imposición de una sola verdad mediática y la celebración de un tercer debate entre los candidatos presidenciales.

 

Ahora, los universitarios se unificarán nuevamente pero para protestar por una iniciativa del gobierno morenista de modificar, a modo, al Poder Judicial, cuyo punto central, que no el único, es la elección en las urnas de jueces y magistrados.

 

Si a ello le sumamos las observaciones de los organismos empresariales, de barras de abogados nacionales e internacionales, el paro de los trabajadores del poder judicial federal y las preocupaciones de los embajadores de los dos principales socios comerciales de México, estamos ante un coctel molotov que le estallará a Sheinbaum, lo quiera o no, en sus primeros días de gobierno.

 

¿Habrá por ahí en su equipo algún bombero?

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Quizá por las consideraciones anteriores y en contra de los deseos de López Obrador y algunos ultras que le quieren dar “de regalo’’ de despedida la reforma al Poder Judicial, Ricardo Monreal anunció que el dictamen aprobado en la Comisión de Puntos Constitucionales no será discutido el día primero de septiembre, como se tenía previsto.

 

Monreal dijo que, a sugerencia de Sheinbaum, no se acelerará la discusión de la reforma al Poder Judicial y que buscarán darle una plazo razonable para su publicidad, la deliberación y la discusión.

 

Está bien que se tomen su tiempo, pero estaría mejor si se reconsideraran algunos puntos centrales del dictamen.

 

Porque eso del plazo para la publicidad y la discusión, ya sabemos cómo termina.

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Alessandra Rojo de la Vega denunció que los magistrados del Tribunal Electoral de la CDMX, Armando Ambriz y Osiris Vázquez, quieren anular la elección de la alcaldía de Cuauhtémoc.

 

¿A poco sí?

 

     @adriantrejo