¿En verdad a alguien le sorprende que la bancada del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) le haya cedido 15 diputados al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) para que éste lograra alcanzar la mayoría absoluta en la LXVI Legislatura? Según los verdes, o mejor dicho su coordinador parlamentario en San Lázaro, Carlos Alberto Puente Salas, esta cesión tiene como fundamento primordial que los morenistas van a apoyar las propuestas de los verdes en materia medioambiental y sobre discapacidad.

Discúlpenme, pero antes de continuar con la redacción de esta colaboración voy a tomarme la libertad de carcajearme por un momento: ¡¡¡jajajajajajaja!!!

¡Ay, mis queridos señores verdes! Ustedes ya ni la burla perdonan. Desde que el Niño Verde, Jorge Emilio González Martínez, quien por cierto ya no tiene nada de niño (52 añotes), tomó las riendas de este partido (en 2011) se convirtieron en una verdadera cortesana política. No tienen principios, no tienen valores, no tienen ideología y de lealtad… mejor ni hablemos.

Ustedes se han vuelto especialistas en el finísimo arte de la traición: se le vendieron al PAN, se le vendieron al PRI y se le vendieron a Morena. Que los compre quien no los conozca. Es por eso que ustedes (sí, ¡ustedes!) son la vergüenza mundial de todos los partidos verdes del planeta. Ya en ningún lado los quieren.

Pero, bueno, la verdad es que tampoco vale mucho la pena juzgarlos severamente. Ustedes sólo le están sacando (muy buen) provecho a lo putrefacto de nuestro sistema de partidos y a las sinergias políticas establecidas que permiten que desleales y traicioneros puedan brincar de un lado para otro sólo en beneficio de sus agendas personales. Porque de seguro esos 15 chapulines que antes eran verdes y hoy son guindas no se metamorfosearon nada más por amor al arte.

En México hace falta legislar para fumigar y exterminar a los políticos chapulines y chaqueteros. Desde sus estatutos, todos los partidos políticos deberían poner candados para erradicar esta plaga de rémoras. Si alguien quiere brincar de un partido a otro está en todo su derecho de hacerlo, pero esa mudanza la deben hacer con una mano adelante y una mano atrás, entregando y dejando las curules, los escaños y los cargos que detentan, porque éstos los consiguieron gracias a los partidos y así se evitaría debilitar la estructura y las finanzas de los partidos.

Así nos estaríamos deshaciendo de sujetos como Sandra Cuevas, Jorge Carlos Ramírez Marín, Rommel Pacheco, Adrián Rubalcava, Layda Sansores y tantos y tantos más. Pero, siendo realistas, dudo mucho que alguien le quiera meter las manos a este asunto.

Ya el tiempo nos dirá a cambió de qué Alejandra Chedraui, Montserrat Ruiz, Marcela Michel, María Bautista, Gloria Sánchez, Santy Montemayor, Graciela Domínguez, Felícita Pompa, Carlos Cantú-Rosas, Raymundo Vázquez, Magaly Armenta, Elizabeth Cervantes, Jorge Sánchez, Jazmín Villaneva y Julia Olguín decidieron cambiar la camiseta verde por el chaleco guinda.

Y lo mismo va para los innombrables José Sabino Herrera, de Tabasco, y Araceli Saucedo, de Michoacán, quienes llegaron al Senado gracias a los votos de los perredistas que creyeron y confiaron en ellos, aunque el par de cínicos aseguran que no les deben nada.

 

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