Sexto Informe... o la Mañanera monumental de AMLO
Foto: Gabriela Esquivel | López Obrador ofreció un informe ante la plaza que lo vio crecer políticamente y llegar a la mayor magistratura mexicana tras casi 30 años.  

Este domingo, el presidente Andrés Manuel López Obrador ofreció su sexto y último Informe de Gobierno en el Zócalo de la Ciudad de México, ejercicio que, por azares del destino tuvo cercanías con sus diarios “diálogos circulares” en Palacio Nacional.

Tras mil 418 Mañaneras, entre las de Salón Tesorería o en las zonas militares de las entidades que visitó en su sexenio, López Obrador ofreció un informe ante la plaza que lo vio crecer políticamente y llegar a la mayor magistratura mexicana tras casi 30 años: la Plaza de la Constitución; era el único espacio en el que le hacía falta dar una conferencia.

En este ejercicio, como si se tratara de una “matutina” más, López Obrador tomó el atril tras un retraso de alrededor de media hora -al menos desde hace medio año las conferencias tienen un retraso promedio de 20 minutos diarios-, y luego de saludar a todos los mexicanos comenzó el discurso:

“Hoy rindo antes ustedes y ante el pueblo y la nación mi último informe de gobierno, y lo hago más convencido que nunca de que lo mejor de México es su pueblo, heredero de civilizaciones que florecieron desde mucho antes de la llegada de los invasores europeos”.

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En cientos de ocasiones, el mandatario ha comenzando las Mañaneras con la frase “hoy vamos a informar sobre…” para a continuación, dar paso a alguno de los integrantes de su Gabinete, mismos que recitan las cifras de todo lo logrado a lo largo de 6 años, en muy pocas ocasiones -sino es que ninguna- se habló de alguna falla o de compromisos incumplidos.

Este domingo no fue la excepción, y aunque no hubo exposición de funcionarios ahí estaban todos ellos, aplaudiendo a cada logro presumido por el titular del Ejecutivo, desde la disminución de los delitos del fuero federal, común, pasando porque el IMSS-Bienestar es el mejor sistema del salud, o que el índice de letalitad de los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas y los integrantes de la delincuencia organizada ha disminuido, hay más detenidos y heridos en esos choques: “es decir, hubo menos uso de la fuerza y más respeto a la vida”.

Al frente y debajo del templete, rodeados por el “pueblo bueno y sabio” que lo ha cuidado y arropado desde que era jefe de Gobierno de la capital, estaba su gabinete, su esposa, sus hijos mayores, y en una esquina ante él, la futura presidenta de México, Claudia Sheinbaum.

A la exjefa de Gobierno, le dedicó las mismas “flores” que a diario en Palacio Nacional “es una mujer excepcional, experimentada, honesta y, sobre todo, de buenos sentimientos, de buen corazón” pero en esta ocasión los aderezó con nuevos calificativos, y dejando de lado el pudor que podría guardar en la sede del Ejecutivo, hasta porras le echó:

“Afín a los principios fundacionales de nuestro movimiento de transformación y auténtica defensora de la igualdad, de la libertad, de la justicia, de la democracia, de la soberanía: Claudia Sheinbaum Pardo. ¡Presidenta! ¡Presidenta! ¡Presidenta!”.

Atrás quedó -como varios de sus comentarios a lo largo de los años- que haría referencia a los 100 compromisos que anunció que cumpliría a lo largo de su sexenio, como fue la descentralización del Gobierno Federal, el brindar justicia y verdad a las miles de familias que tienen un familiar desaparecido -su administración incluso ha realizado un nuevo censo, sin consultar a los activistas-, o resolver los desvíos millonarios en Selgamex, situación que él ha calificado como el único episodio de corrupción en su Gobierno.

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O el compromiso 88: “Liberación a presos políticos y víctimas de represalias del poder”, cuando la activista Kenia Inés Hernández lleva casi 4 años encarcelada por tomar la caseta Hortaliza-Valle de Bravo en el Estado de México.

Como en una Mañanera, los datos alegres fueron desgranados por López Obrador sin mayor novedad de lo que se pueda consultar en las transmisiones de los últimos 8 meses, ni siquiera con su consulta a mano alzada sobre si los integrantes del Poder Judicial deben o no ser elegidos por el pueblo, que se llevó un abrumador sí, logró encender la Plaza como en sus mejores años de opositor.

Cuando más llegó a una pequeña bravata a los “machuchones” del Poder Judicial o al Gobierno de EU por su injerencismo en ese tema que compete sólo a los mexicanos; en lugar del reto, al que es tan afín, optó por lo abstracto:

“Y también para que lo internalicen nuestros vecinos, amigos y vecinos de Estados Unidos, lo digo con todo respeto. Y que no olviden que la democracia en América, en Estados Unidos, comenzó eligiendo a los jueces, que no olviden eso, que en Estados Unidos así comenzó la democracia, eligiendo el pueblo a los jueces. Y si quieren bibliografía, que busquen La democracia en América, de Tocqueville, ahí está cómo se fundó esa gran nación, a partir de la democracia”.

Lo que puede considerarse como su despedida política de los millones que lo han acompañado a lo largo de los años, la ceremonia del adiós que arrancó este 1 de septiembre y que tendrá, probablemente, su pico más alto el 15 de septiembre, no dejaba de dar la sensación de una Mañanera.

Sí, no hubo preguntas de la prensa, pero hubo alusiones a ella, en términos negativos, y conforme se acercaba el final del discurso, los asistentes se retiraban o dormían en sus asientos, bajo un sol que caía a plomo (la máxima al mediodía eran 23 grados); como cuando aquellos que suelen ver las transmisiones a diario, apagan el dispositivo, se retiran a sus lugares de trabajo o simplemente cambian de canal porque la Mañanera se pone “cutre”, y como buen político que siente que pierde la atención López Obrador preguntó “¿ya se cansaron?” y prometía “ya voy a terminar”.

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Y con una nota nostálgica de sus mayores mitines de las pasadas décadas, y que ha recuperado en las últimas inauguraciones de obras que ha presidido con su futura sucesora, comentó:

“Es indispensable seguir luchando para fortalecer lo alcanzado y continuar construyendo una patria nueva, generosa, eterna”.

Aparejado a esto vino la recomendación del patriarca a sus descendientes: disfrutar de la vida, porque esta es demasiado corta para buscar la felicidad en lo material, sino que esta reside en estar bien con un mismo, con nuestra consciencia y con el prójimo”.

Y para rematar agradeció “de todo corazón” a los mexicanos por su apoyo durante su Gobierno, y para que el Sexto Informe fuera una calca de la “Mañanera”, tras sus 3 vivas a México sólo faltó el clásico “vámonos a desayunar, hasta mañana”.

LEO