El presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró ayer que cumplió con una de sus principales promesas, al manifestar que México tiene uno de los mejores sistemas de Salud del planeta, mejor que el de Dinamarca.
Como presidente electo, en octubre de 2018, en Tampico, indicó que “vamos a tener un sistema como el de Canadá, Inglaterra, el de Suecia, Dinamarca, Noruega, los países nórdicos, de primera”.
El compromiso se fue atrasando en su cumplimiento; en marzo pasado, el jefe del Ejecutivo resaltó: “antes de terminar vamos a tener el sistema de Salud pública más importante del mundo”.
Ayer, en su sexto informe, lo catalogó como algo cumplido: “ya es el más eficaz en el mundo… dije que iba a ser el mejor, que iba a ser como en Dinamarca, no, no es como en Dinamarca, es mejor”.
Sin embargo, las estadísticas contrastan su discurso, pues el colectivo Cero Desabasto indica que en 2023 no se surtieron 7.5 millones de recetas en las instituciones públicas.
En julio pasado, López Obrador reconoció que la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) no funcionó y se cambió por el IMSS-Bienestar, que opera desde hace un año y que el titular del Ejecutivo lo considera “mejor que en Dinamarca”.
El Presidente indicó que con la Megafarmacia “nadie se queda sin medicinas” y que los centros de Salud de todas las comunidades ya cuentan “con médicos los siete días de la semana” porque la población igual se enferma en fin de semana.
El 25 de junio pasado, 24 HORAS publicó que la Megafarmacia del Bienestar que inauguró el presidente Andrés Manuel López Obrador el 29 de diciembre del año pasado tiene 17 claves en estatus de “caducos”, a la par de haber surtido, en casi seis meses, apenas 750 piezas de distintos medicamentos.
Respecto a seguridad, presumió la baja de la incidencia de la mayoría delitos en su sexenio y señaló que en el país no existe un “narcoestado”.
López Obrador señaló que los secuestros se redujeron en un 77%; los robos, 29.5%, los homicidios, 185; y los feminicidios, 36%.
Aseveró que “ahora no se reprime al pueblo, no se ejecutan masacres, no se tortura y tampoco existe un narcoestado, como el que se configuró en el sexenio antepasado”, encabezado por Felipe Calderón.
Sin embargo, el Presidente omitió en su discurso las estadísticas del delito de extorsión, con un aumento de más de 60% durante su sexenio, respecto al de Enrique Peña Nieto.
Reconoció que uno de sus pendientes es resolver el caso Ayotzinapa, pues indicó que en lo que resta de su sexenio se seguirá con la búsqueda de los estudiantes.
Pero no dedicó tiempo a los desaparecidos, pues el último corte oficial tiene una cifra de 115 mil 532 personas no localizadas en el país, de las cuales más de 50 mil adquirieron ese estatus en el actual Gobierno.
Sobre el entorno económico, admitió que el país atravesó por dificultades derivadas de la pandemia de Covid-19, pero “vamos a terminar el sexenio con un crecimiento promedio de 1%”.
De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado, este sexenio culminará con las cifras de crecimiento económico más bajas de los últimos cinco sexenios, es decir, desde 2000 cuando dejó el poder Ernesto Zedillo, cuando fue de 4.7%.
En su discurso, que rebasó las dos horas, el mandatario reconoció que “todavía es notorio el atraso que padecemos por el largo y tormentoso periodo en el que el Gobierno estuvo en menos de oligarcas insensibles”.
El Presidente enlistó a lo largo de más de dos horas un cúmulo de presuntos logros en el sector educativo, social y turístico, entre otros, por lo que, dijo, después del 1 de octubre confía en que se dará continuidad a su proyecto de la 4T para “seguir construyendo una nueva Patria, generosa y eterna”.