No se podía esperar menos de unos cuantos, quienes han acumulado más de 100 años al frente de dirigencias sindicales.
Hoy, algunos con 20 y otros con casi 50 años en el poder, salen a decir que por el bien de los trabajadores han conformado una nueva agrupación. ¿Defender a los trabajadores? Sí, deberían hacerlo, pero de ellos mismos. ¿Qué credibilidad pueden tener personajes que votaron a favor de la reforma impulsada por Napillo para reducir y limitar las utilidades?
Estos líderes jugaron de lado de los intereses personales y desprotegieron por completo a miles de familias privándolas de un derecho constitucional. Son varios los sindicatos de antaño, incluso calificados por algunos como añejos, los que integran esta nueva agrupación.
Líderes con casi 50 años al frente de sindicatos y que han levantado la voz, pero para que voten por ellos. Sin embargo, en el caso del tope a las utilidades, nunca se opusieron, nunca intentaron defender a los trabajadores, simplemente guardaron silencio. ¿Será porque algunos de los agremiados a estos sindicatos llevan más de cuatro años sin recibir utilidades en varios estados? Se sabe que ninguno de estos líderes ha presentado ni una sola queja ante la Secretaría de Hacienda para que se fiscalice a las empresas y así garantizar una correcta repartición de las utilidades. Insisto, esto era de esperarse.
Desde un principio, estos líderes han sido aliados y cómplices de Napoleón Gómez Urrutia, quien nunca ha sido trabajador y heredó la dirigencia sindical de su padre. Por dos décadas, estos representantes obreros han ignorado las miles de denuncias interpuestas por los mineros de Cananea por el robo de mil millones de pesos por parte de Napoleón Gómez Urrutia.
Y ahora, juntos anuncian esta nueva agrupación. Curiosamente, a pocos días de su conformación, varios sindicatos como el de pilotos y algunas organizaciones como la CTM decidieron desvincularse. Es momento de que sepan que en estos tiempos los dobles discursos ya no funcionan. Deberían unirse, sí, pero para confesar a los trabajadores que, junto con Napillo, ellos también fueron responsables del tope a las utilidades; pero eso tampoco pasará. En realidad, aseguran que la agrupación se formó para buscar el visto bueno de la futura presidenta.
Llenos de incongruencias, así es como nace esta agrupación, apoyando a quien hace unos días llevó a la huelga a cientos de trabajadores de la mina de Tizapa exigiendo el pago de las utilidades equivalentes al 10 por ciento, porcentaje que ellos mismos quitaron y limitaron.
Napillo vuelve a poner en riesgo cientos de empleos, la mina está en paro indefinido y lo peor es que muchos mineros fueron obligados a parar, no cobrarán salarios ni tendrán ingresos para llevar a sus hogares.
Se advirtió por mucho tiempo que Gómez Urrutia buscaría sacar a huelga a los trabajadores y crear movimientos dentro de las empresas bajo el sucio juego de echar la culpa a éstas de la disminución de las utilidades y él seguir engañando a los mineros.
Peñasquito, Lázaro Cárdenas y Tizapa son tan sólo unos ejemplos de cómo Napillo ha desestabilizado y puesto en riesgo miles de empleos, ha golpeado la productividad de las empresas y, a su vez, mermado los salarios.
Entre el cinismo y el oportunismo, así es como estos llamados líderes siguen con su doble juego: por un lado buscando protección política y, por otro, lucrando con las necesidades de los trabajadores.
@CarlosPavonC