RIESGO. Los legisladores señalaron que las reformas propuestas parecen poner en riesgo el acceso de los inversionistas estadounidenses a un marco regulatorio estable.
Foto: Especial | RIESGO. Los legisladores señalaron que las reformas propuestas parecen poner en riesgo el acceso de los inversionistas estadounidenses a un marco regulatorio estable.  

Un grupo de diez congresistas estadounidenses, ocho republicanos y dos demócratas, manifestó su preocupación por las recientes reformas constitucionales impulsadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, particularmente en lo que respecta a la reestructuración del Poder Judicial

En una carta dirigida a Katherine Tai, representante comercial de la Casa Blanca (USTR), los legisladores instaron a que “se involucre rápidamente con el Gobierno mexicano para asegurar que las preocupaciones de las partes interesadas estadounidenses sean comunicadas adecuadamente”.

La reforma, que fue aprobada por la Cámara de Diputados con el apoyo de 359 legisladores de Morena y sus aliados, generó una oleada de críticas y protestas, no solo por parte de la oposición y el propio sistema judicial, sino también de importantes actores internacionales. El proyecto provocó tensiones con Estados Unidos y Canadá, dos de los socios comerciales más relevantes de México en el marco del T-MEC.

En la misiva, los congresistas subrayan la importancia de que la administración de López Obrador respete los acuerdos establecidos en el tratado comercial. 

“Muchas de las reformas propuestas parecen poner en riesgo el acceso de los inversionistas estadounidenses a un marco regulatorio estable, predecible e imparcial”, se lee en la carta.

Además de la reforma judicial, los congresistas estadounidenses resaltan en su carta varios otros aspectos de las reformas que consideran riesgosos, como las restricciones en la exploración de litio, las limitaciones al uso de maíz genéticamente modificado y los posibles cambios en las regulaciones del sector eléctrico. 

Según la carta, estas medidas “socavarían la competitividad de América del Norte y crearían un entorno desafiante para las empresas que buscan operar bajo las reglas del T-MEC en México”.