El destacado atleta paralímpico Arnulfo Castorena Vélez ha dado a México una importante cantidad de medallas en distintas justas de verano.
En los Juegos Paralímpicos de París 2024, Castorena volvió a alcanzar la gloria olímpica al coronarse campeón en la final de para natación en la categoría SB2, pero el camino recorrido para alcanzar su exitosa trayectoria deportiva no ha sido fácil.
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Aquí te contaremos cuál es su impresionante historia de superación y resiliencia
José Arnulfo Castorena Vélez nació en Guadalajara, Jalisco, un 27 de mayo de 1978; sin embargo, desde el día de su nacimiento su vida se vio envuelta en la desdicha, pues su madre falleció luego de darlo a luz.
Arnulfo nació con malformaciones en los brazos y piernas por lo que su padre, al enterarse de la condición física de su hijo, lo abandonó y Arnulfo no ha vuelto a saber de él.
El cuidado del pequeño bebé quedó en manos de su abuela materna, quien le dio todos los cuidados durante sus primero años de vida, para después, llevarlo a un programa de rehabilitación en la Ciudad de México donde ingresó a un internado dirigido por monjas.
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Una de las religiosas de esa congregación, conocida como Sor Chiva, fue quien marcó para bien la vida de Castorena.
Sor Chiva, nombrada así por su afición al icónico equipo del fútbol mexicano, fue quien introdujo a José Arnulfo al mundo de las albercas y la natación, en donde descubrieron su facilidad y gusto por moverse en el agua.
Desafortunadamente, a sus 12 años, Arnulfo se vio obligado a volver a Guadalajara por la muerte de su abuela y su vida tomó un giro negativo, pues se encontró envuelto en un ambiente de pobreza y drogas del que le costaría trabajo salir.
En entrevistas, Castorena recuerda que a su alrededor observaba a sus familiares consumiendo drogas y en repetidas ocasiones las tuvo en sus manos y estuvo a punto de consumirlas; sin embargo, nunca lo hizo y por el contrario buscó la manera de volver a acercarse al deporte.
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Durante un tiempo sobrevivió en las calles vendiendo dulces y limpiando parabrisas para finalmente, en un golpe de suerte y mucha perseverancia, conoció a un funcionario del Consejo Estatal del Deporte de Jalisco (CODE) quien lo invitó a un programa de alto rendimiento donde comenzó su carrera de manera profesional en el deporte adaptado.