Estados Unidos vive momentos críticos en la lucha contra fenómenos climáticos extremos, con el huracán Francine avanzando por el Golfo de México y los incendios forestales arrasando miles de hectáreas en el oeste del país. A pesar de estar separados geográficamente, ambos eventos comparten un denominador común: el impacto devastador del cambio climático.
La tormenta tropical Francine se convirtió ayer por la tarde en un huracán y se desplazó por el mar frente a las costas de Texas rumbo a Luisiana, donde varias localidades fueron evacuadas.
“Francine se convierte en huracán. Se espera que el miércoles comiencen a formarse en Luisiana marejadas ciclónicas y vientos huracanados que podrían poner en peligro la vida”, detalló el Centro Nacional de Huracanes (NHC) en un reporte emitido en los últimos minutos de ayer.
El gobernador de Luisiana, Jeff Landry, también anunció este martes en conferencia de prensa la instalación de albergues de respaldo en ciudades próximas. Detalló además que la Guardia Nacional estaba lista para actuar.
De acuerdo con imágenes de televisoras locales, desde el lunes por la tarde habitantes de Nueva Orleans hacían filas en gasolineras para abastecer sus vehículos o compraban botellas de agua en los supermercados.
Mientras tanto, en el oeste, una serie de incendios forestales avivados por una ola de calor extremo generó caos en California y Nevada. El incendio Line, que consumió más de ocho mil hectáreas cerca de Los Ángeles, forzó a miles de personas a huir de sus hogares. En Nevada, el incendio Davis devoró más de 16 mil hectáreas, obligando a más de 12 mil residentes de Reno a evacuar.
Estos fenómenos no son eventos aislados. El calentamiento global intensificó tanto la frecuencia de huracanes como la propagación de incendios forestales. Las temperaturas récord en el océano Atlántico están fortaleciendo las tormentas tropicales, mientras que la sequía extrema y las altas temperaturas en el oeste convierten vastas áreas en un polvorín. Según expertos, la combinación de estos desastres evidencia los retos climáticos que Estados Unidos debe enfrentar con urgencia.
A medida que Francine se aproxima y los incendios siguen extendiéndose, EU se encuentra en una lucha dual contra el poder destructivo de la naturaleza. Las autoridades instan a la población a mantenerse alerta y a seguir las recomendaciones de seguridad para minimizar los daños en este escenario crítico que abarca tanto el sur como el oeste del país.