El primer (y posiblemente único) debate presidencial entre Kamala Harris y Donald Trump se desarrolló en un ambiente cargado de tensión y ataques mutuos. La apertura del encuentro estuvo marcada por un saludo inicial que, aunque cordial, reflejó las tensiones subyacentes entre los candidatos.
La demócrata, con una actitud decidida y una sonrisa, se acercó al republicano para presentarse, mientras que él le deseó pasar un “buen rato”.
Desde el principio, el diálogo se convirtió en un intercambio de golpes. La vicepresidenta esquivó varias preguntas directas, como las relacionadas con el fracking y sus opiniones cambiantes, y en lugar de eso, se centró en desglosar sus propuestas mientras atacaba a su contrincante. El magnate, por su parte, siguió con su táctica de exagerar y resaltar su legado presidencial.
El intercambio no estuvo exento de afirmaciones polémicas. El expresidente repitió una noticia falsa sobre los migrantes que “comen gatos y perros”, lo que ya fue desmentida. Además, calificó a la exsenadora de “marxista” y acusó a su administración de querer “acabar con Israel”. La candidata, a su vez, lo retrató como un “hazmerreír” en la escena internacional, fácilmente manipulable por dictadores.
En un momento particularmente intenso, el empresario interrumpió a la vicepresidente con un tono irascible, evocando su propia interrupción a Mike Pence, en el encuentro de 2020. También restó importancia a las críticas sobre su papel en el asalto al Capitolio del 6 de enero, afirmando que solo había llamado a una protesta “pacífica y patriótica”.
A medida que la disputa se acercaba a su fin, la candidata demócrata ofreció una visión de futuro contrastante, enfocándose en el progreso y las oportunidades económicas. Trump cerró criticando a Harris por no cumplir con las promesas de su administración y atacó su política como un sacrificio para el país.
El evento dejó en claro las profundas divisiones políticas, con un intercambio repleto de ataques personales y acusaciones, reflejando el clima de polarización que hoy se vive en EU.
Declaraciones de Donald Trump:
- “(Kamala Harris) es una marxista. Todo el mundo sabe que es una marxista. Su padre era profesor marxista de Economía”.
- “En Springfield, comen los perros -la gente que entró- comen los gatos, comen a las mascotas de la gente que vive allí. Y esto es lo que está ocurriendo en nuestro país”.
- “Ella odia a Israel. Si se convierte en presidenta, no creo que Israel exista en dos años… Israel desaparecerá”.
- “Lo que han hecho con los negocios y las manufacturas en este país es horrible… Están vendiendo nuestro país y tirándolo por el desagüe”.
Declaraciones de Kamala Harris:
- “Nos dejó el peor desempleo desde la Gran Depresión (…) la peor epidemia de salud pública en un siglo, y lo que hemos hecho es limpiar el desastre de Donald Trump”.
- “Trump eligió a dedazo a tres miembros de la Corte Suprema con la intención de que deshicieran las protecciones al aborto e hicieron exactamente lo que él pretendía”.
- “He viajado por el mundo y los líderes mundiales se ríen de Trump. He hablado con líderes militares, algunos de los cuales trabajaron con él, y dicen que es una vergüenza”.
- “Creo que es una tragedia que alguien que quiere ser presidente haya intentado sistemáticamente, a lo largo de su carrera, utilizar la raza para dividir al pueblo estadounidense”.
Antes del evento, empate técnico en las encuestas
Horas antes del esperado debate televisado en Filadelfia, en el estado clave de Pensilvania, la contienda presidencial estadounidense del 5 de noviembre sigue siendo extremadamente ajustada.
Kamala Harris y Donald Trump continúan cabeza a cabeza en las encuestas, con Trump manteniendo una ligera ventaja nacional de 48% frente al 47% de Harris, según New York Times/Siena College.
En estados clave, Harris logró superar a Trump en Wisconsin, Michigan y Pensilvania, mientras que en Nevada, Georgia, Carolina del Norte y Arizona, ambos candidatos están empatados. Los datos de CBS News/YouGov reflejan una situación igualmente reñida en Michigan, Wisconsin y Pensilvania.
La incertidumbre persiste, a la espera del efecto que haya causado las participaciones de los candidatos durante el debate, evocando la sorpresa de 2016, cuando Trump ganó a Hillary Clinton a pesar de las encuestas. Los resultados finales dependerán de los estados bisagra, cruciales para el colegio electoral que determinará al próximo presidente.