Quiero levantar una voz contra quienes, con muy mala leche, exigen un control antidoping en el Senado. La exigencia, imaginarán, viene con el pretexto de la entrada de don Miguel a la Cámara Alta, cuando, en relevo de su hijo, torturado por las vértebras, y entre ovaciones de los compañeros del movimiento que celebraron a voz en cuello su incorporación a las fuerzas del bien, fue a defender la reforma del Poder Judicial con el espíritu de demócratas populares y hombres de izquierda que distingue a los del clan. Se veía, don Miguel, como actor mexicano cuando le dicen:  “Vas a interpretar a un asesino serial. Tienes que dar miedo”, y se deja ir con la sobreactuación.

Vaya por delante que nada más lejano a las intenciones del Doctor Patán que ponerse a moralizar con el uso de sustancias psicoactivas, porque, como nos ha enseñado el Ex Quinto Presidente Más Popular del Mundo (EQPMPDM), prohibido prohibir, y sobre todo porque a ver: échense el trompo a la uña que se echó don Mike.

Imagínense entrar a un ambiente de neoliberales moralmente derrotados que te gritan: “Traidor”, para darle muerte al viejo régimen, con todas sus cursilerías burguesas como la división de poderes. Carajo, el peso de la historia, a la que entrarás con letras de oro (obviamente, más chicas que las del EQPMPDM), se debe sentir de una manera terrible. Súmenle que su chilpa, su retoño, estaba –es un suponer también– esperando a que pegara la epidural para llegar a defender los valores del socialismo a la mexicana sin dolor de espalda, como en efecto hizo.

Vaya angustia. ¿Cómo no te va a tentar la idea de darte una ayudadita? Imagínense: “Esto se llama ‘chocongos’, don Miguel. Los están usando los médicos alópatas para controlar la ansiedad y expandir las posibilidades cognitivas”.

Por decir. Vaya, que aquí el Doctor Patán entiende que no es fácil acceder en sobriedad a la categoría de prócer. No obstante, estoy seguro de que don Mike se aventó esa entrada triunfal limpio de sustancias de las que alteran la conciencia, como mandan los principios del humanismo mexicano diseñados por nuestro líder.

Ahora bien: a pesar de mi confianza en la ética de todas las compañeras y los compañeros, hago un llamado general a la sobriedad en el movimiento, por si las moscas. Como exalumno de una escuela de nietos del exilio español, refugiados sudamericanos e hijos de la izquierda nacional, es decir, de gente que se daba hasta el Kaopectate en vena si no había una alternativa, puedo decirles que las drogas no acarician.

 

      @juliopatan09