La novela de la presunta detención del senador de Movimiento Ciudadano, Daniel Barreda, tiene todas las características de un embuste.

 

El senador naranja había sido señalado días atrás debido a su negativa para manifestar su voto en contra de la reforma al Poder Judicial, que finalmente se aprobó la madrugada de ayer con 86 votos a favor y 41 en contra.

 

Forzado a definirse, la semana pasada el legislador no tuvo más remedio que declarar, ante los medios, que su voto sería en contra de la reforma.

 

Pero había dudas.

 

El martes pasado, cuando no se presentó al Senado, se corrió la versión de que su padre, el diputado local Paul Arce y el propio legislador habían sido “detenidos’’ por la Fiscalía de Campeche.

 

El coordinador de los senadores del MC, Clemente Castañeda, denunció el hecho en el pleno, pero fue “desmentido’’ por Adán Augusto López, quien dijo que había hablado con él y que sabía dónde se encontraba, pero que no lo decía porque Barreda “no quería’’.

 

Ya en la Antigua Sede de Xicoténcatl, los senadores de oposición pedían que se suspendieran los trabajos, pues seguía sin conocerse el paradero de Barreda.

 

Una hora antes de la votación, Barreda salió de los juzgados de juicios orales en Campeche, en compañía de su madre, su padre, el diputado Arce y otra persona, pero no aclaró qué situación “personal’’ de su papá lo había tenido ocupado.

 

Barreda no podía ser detenido porque tenía fuero; mintieron Adán Augusto López y la propia Layda Sansores al asegurar que no estaban en la fiscalía.

 

Barreda no respondió las llamadas de sus compañeros de bancada, pero sí las de Adán Augusto López y Gerardo Fernández Noroña.

 

¿Por qué no lo hizo si él no era el imputado y podía salir a responder?

 

Ayer publicó un comunicado en sus redes explicando que prefirió atender el tema de su papá antes que la votación en el Senado y aclaró que, aunque hubiera votado, “de nada hubiera servido’’.

 

Nadie le creyó, al menos fuera del MC.

 

Quizá Dante Delgado tendrá más información para fijar una posición que limpie la imagen de su partido, imagen manchada por la razonable duda de que su senador se prestó a una farsa.

 

Una farsa que terminará pagando el país.

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Finalmente, la única bancada que sostuvo su palabra de votar en bloque en contra de la reforma fue la del PRI, cuyo coordinador es Manuel Añorve, pero que en sentido estricto conduce Alejandro Moreno.

 

El dirigente del PRI aguantó, durante semanas (quizá meses), la campaña montada en su contra para tratar de doblegarlo y después al resto de los senadores.

 

Hasta sus adversarios reconocieron que Moreno cumplió su palabra de votar en contra, aunque muchos de ellos escribieron o dijeron en noticieros y programas de televisión que “el traidor’’ saldría del PRI.

 

Fue el único partido que se sostuvo en lo dicho.

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A los genios que administran el aeropuerto capitalino se les ocurrió que era buena idea obligar a los pasajeros que arriban a la CDMX a caminar fuera de las instalaciones para abordar un taxi por aplicación.

 

No importa que lleguen a las tres de la madrugada, en silla de ruedas, enfermos, con lluvias, con diez maletas, ahora tendrán que caminar un kilómetro y exponerse a los asaltos y secuestros exprés, tan cotidianos en esa zona.

 

¿De verdad no hay alguien que les impida cometer esas barbaridades, por decirlo de alguna manera decente?

 

¿A quién quieren beneficiar y por qué?

 

     @adriantrejo