Hector-Zagal
 

Los museos son un elemento fundamental de la Ciudad de México. Tan sólo en la capital hay 180 museos, lo que la lleva a codearse con ciudades como París o incluso Londres.

De entre tantos museos tan emblemáticos e históricos, es fácil nombrar dos por ser los más visitados tanto por mexicanos como extranjeros: el Museo Nacional Castillo de Chapultepec y, el más visitado por un margen muy amplio, el Museo Nacional de Antropología e Historia. Es precisamente este último el que hoy celebra su 60 aniversario.

Una de las primeras tareas del México independiente fue formar una identidad cultural para su nación. Por eso, desde tiempos del primer imperio mexicano, hubo figuras como Lucas Alamán que buscaron establecer instituciones y conservatorios que resguardaran el pasado prehispánico y virreinal.

Otras figuras relevantes del siglo XIX como Maximiliano de Habsburgo o Porfirio Díaz también pusieron gran empeño en la creación de museos naturalistas y arqueológicos. En medio de los grandes conflictos políticos del país, por ejemplo, tuvimos la inauguración del Museo Nacional de México y, para 1887, la inauguración del Salón de Monolitos dentro del mismo museo. Fue justo ese salón en antiguo exhibitorio de la Piedra del Sol y la Chalchitlicue.

En 1940, el presidente Lázaro Cárdenas convirtió el Castillo de Chapultepec en el Museo Nacional de Historia y con ello dividió las colecciones del Museo Nacional. Todas las piezas posteriores a la época virreinal se mudaron a Chapultepec. El resto de la colección, que albergó la parte arqueológica y etnográfica, pasó a conocerse como el Museo Nacional de Antropología.

Finalmente, en los años 60, el apogeo económico durante el “Milagro mexicano” impulsó que se erigieron nuevos museos en el país como el Museo del Virreinato, el de Arte Moderno, el de Historia Nacional y, por supuesto, el Museo Nacional de Antropología en Historia.

Este último proyecto estuvo a cargo del arquitecto mexicano Pedro Ramírez Vázquez. En tan sólo 19 meses, entre febrero de 1963 y septiembre de 1964, el arquitecto logró la proeza de construir el inmueble en medio del Bosque de Chapultepec. Necesitó 40 especialistas y 200 trabajadores para construir el recinto y transportar las piezas allí.

El 17 de septiembre de 1964, luego de las fiestas patrias, el foco de atención se volvió a centrar en el presidente Adolfo López Mateos, pero esta vez en la sede del Museo Nacional de Antropología e Historia. Estuvo acompañado por miembros del gabinete, ministros, legisladores, directores de otros institutos y muchos otros personajes notables.

Hasta hoy son recordadas las palabras del presidente antes de que el Museo abriera por primera vez sus puertas:

En México hoy se rinde homenaje al México indígena, en cuyo ejemplo reconoce características esenciales de su originalidad nacional”.

¿Ustedes ya lo visitaron?

Sapere aude!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana