A 13 días de que concluya el gobierno del presidente, Andrés Manuel López Obrador, la denominada Cuarta Transformación (4T) está en marcha.
Nadie dijo que una transformación tenga que ser para mejorar, hay transformaciones, que causan retroceso, desigualdad, corrupción, división, inseguridad y en México la 4T ha logrado eso y más.
La semana pasada una mayoría obtenida con amenazas y corruptelas, le permitió a Morena aprobar la controversial reforma al Poder Judicial que permitirá al Ejecutivo y a su bloque político tener el control de los tres poderes de la Unión eliminando el equilibrio y dejando a los mexicanos en la indefensión.
El uso del poder como herramienta para amedrentar que recuerda lo peor del priismo, pero ahora en manos de Morena, logró que los panistas de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Márquez y su padre, Miguel Ángel Yunes Linares; así como el emecista Daniel Barreda, le dieran el voto y la ausencia al régimen de López Obrador para lograr su objetivo.
A partir del próximo año, una vez que se lleve a cabo la elección de jueces, magistrados y ministros, la 4T, esa que hasta en las arengas del grito de Independencia salió a relucir, habrá dado un gran paso en su plan para terminar con la democracia mexicana.
Siguiendo los pasos de sus amigos de Venezuela y Nicaragua, el populista López Obrador no hizo caso de las alertas de instituciones internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) o la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Tampoco hizo caso a los inversionistas ni a las Calificadoras crediticias que advirtieron el peligro de la reforma al Poder Judicial para el desarrollo del país, sólo le importó aprobar su capricho.
La reforma que además, fue aprobada en un día por los Congresos locales (sí así, sin leerla) y promulgada el domingo 15 de septiembre, otorga todo el poder a Morena, para la aprobación de los futuros candidatos a jueces, magistrados y ministros y ya después, pero sólo como un mero acto de simulación, esos aspirantes electos por Morena serán votados por el pueblo.
El próximo 1 de octubre, Claudia Sheinbaum rendirá protesta como presidenta constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, heredando con ello un país dividido, un país plagado de violencia y un país sin equilibrio de poderes, atributos que no garantizan la llegada de nuevos capitales ni la permanencia de los que ya se tienen.
Claudia Sheinbaum, la elegida de López Obrador seguirá haciendo malabares para mantener los programas sociales, esos que sí reditúan en las urnas y atraer inversiones.
Con la llegada de Andrés Manuel López Beltrán, hijo de López Obrador, a la escena política, quizá estamos atestiguando el inicio de la consolidación de la dinastía López que, como toda dinastía, intentará perpetuarse en el poder. Sin división de Poderes, como suele ser el camino de la autocracia y la dictadura.
Y en Pregunta Sin Ofensa:
Y en medio de todo este panorama, ¿qué debe hacer la oposición y la sociedad civil organizada para enfrentar a la 4T?
@aguilarkarina