El parlamento español ha reconocido la victoria de Edmundo González Urrutia en las elecciones del pasado mes de julio celebradas en Venezuela. Es un paso importante. Ahora sólo falta que lo reconozca el gobierno de Pedro Sánchez. Desde China el presidente del gobierno español ha dicho que lo va a hacer a finales de año.

Se trata de un paso de gigante por parte de la propia Comunidad Internacional. Reconocerlo ha sido un acto de democracia y libertad.

El efecto dominó puede ser inmediato. La Unión Europea ha visto con muy buenos ojos este gesto español y seguro lo imitará en breve. Los veintisiete países de la Unión en contra de Nicolás Maduro representan el principio de un final, por lo menos para aislarlo aún más.

Quedan aún las actas, las famosas y dichosas actas, que representan el cuerpo del delito a la autopsia que le hacen al muerto. Esas actas darán certidumbre a que Edmundo González Urrutia fue el vencedor.

La Comunidad Internacional se ha puesto enfrente del dictador Nicolás Maduro. ¿Y por qué Maduro no entrega las actas? Porque seguramente la autopsia determinará que el vencedor fue González Urrutia.

Nicolás Maduro no puede dejar la presidencia de Venezuela. No puede dejarla por un solo motivo. Los delitos que cometió contra los derechos humanos y muchos asesinatos que ocurrieron bajo su régimen le van a pasar factura. Sin ningún tipo de dudas Maduro podría terminar en la cárcel. Seguramente acabaría como el resto de los dictadores. Son muy pocos los que se salvan cuando se cometen las tropelías que ha cometido el dictador venezolano.

Los demócratas esperan pacientemente a ver en qué momento cae la dictadura y vence la democracia.