Ojalá Morena haya intercambiado o dado esa curul por algo que valiera la pena, porque nos queda claro que por méritos políticos no fue, y mucho menos por razones sociales o de trayectoria. Lo único real es que Napoleón Gómez Urrutia, Napillo, se hizo legislador para salvar su pellejo y no pisar la cárcel.

Morena, una vez más, le apostó al traidor. ¿Cómo se puede esperar lealtad de alguien que ha engañado por más de dos décadas a los mineros, que se ha enriquecido de ellos, que dejó abandonadas a decenas de mujeres con hijos a escasas horas de ser viudas por el accidente de Pasta de Conchos, y que huyó del país tras robarse mil millones de pesos de sus agremiados?

Ahora le tocó a Morena conocer el cinismo de Napillo. El que fue protegido en este sexenio resultó ser un vil traidor también con ellos. Cuando necesitaron que votara a favor de la reforma judicial, simplemente se escondió.

De acuerdo con la Gaceta Parlamentaria, Napillo se ausentó en la sesión del 3 de septiembre de este año, fecha en que se votó la iniciativa de reforma judicial. Simplemente les dio la espalda y no acudió a emitir su sufragio. Con él nada es casualidad; siempre hay algo turbio y, en este caso, al parecer así es.

Aseguran algunos de sus allegados que la ausencia de Gómez Urrutia en una votación tan importante para el presidente López Obrador y para la futura presidenta, Claudia Sheinbaum, tuvo que ver con un posible contubernio con el Poder Judicial, en específico con la Corte.

Desde 2005, Napillo se ha visto envuelto en tribunales y ha destinado millones de dólares de las cuotas sindicales al pago de abogados, ya que se quedó con mil millones de pesos provenientes del fideicomiso de Mexicana de Cananea, dinero que debió repartir entre los trabajadores, pero prefirió embolsárselo y cometer uno de los abusos más grotescos en la historia del sindicalismo mexicano.

Miles de trabajadores denunciaron el robo, pero de nada les valió, ya que por más de diez años Napillo escapó a Canadá, donde adquirió propiedades y una cadena de cafeterías para uno de sus hijos. También se documentó que parte de ese dinero fue a parar a cuentas de familiares, amigos y de su esposa.

Ha sido un largo litigio. Se contabilizaron más de 11 mil denuncias; incluso algunos mineros han muerto en espera de justicia. Aquí es donde se liga la sospechosa ausencia de Napillo en la votación de la reforma judicial.

Todo indica que, en los primeros días de octubre, el robo de los mil millones de pesos será abordado en los tribunales, es decir, que la ausencia de su voto en la reforma del Presidente y de la futura presidenta pudiera estar comprometida con los jueces a cambio de una posible absolución.

A nadie le extraña, ya que no es la primera vez que Gómez Urrutia, actúa en contra del Presidente. Sin embargo, este hecho nos deja pensando que si hace esto con las figuras presidenciales, ¿qué no hará con los mineros?

Por cierto, Napillo sigue con el paro de la mina en Tizapa. Ahora le prometió a cada trabajador darle 700 mil pesos a cambio de alargar el movimiento, cosa que es un engaño, ya que no hay manera de que ese dinero pueda llegar a los trabajadores, y menos cuando la mina está cerrada sin producir.

No es más que un cínico, oportunista y traidor. Por un lado, con los compañeros de Tizapa, sólo busca arrebatar lo que pueda a la empresa, mientras los mineros pasan días sin cobrar. Por el otro, a Morena y a los mandatarios los utiliza y traiciona condicionando su voto al que le resulte el mejor postor.

La suerte de Napillo está echada y no pinta para bien, ya que ésta depende de lo que suceda en Cananea, Taxco y Sombrerete.

 

      @CarlosPavonC