Flamantes Mercedes Benz, camionetas pick up, jeeps Wrangler y hasta algunos Tesla: en medio de una fuerte crisis económica en Cuba, coches de alta gama han comenzado a robar protagonismo a los clásicos americanos de la década de 1950 y a los compactos Lada y Moskvich soviéticos.
“Cuba es un país que necesita carros nuevos para buscar responsabilidad ambiental. Tenemos que hacerlo ya”, declara el ingeniero mecánico Julio Álvarez, de 56 años y propietario de una empresa de transporte turístico.
Apasionado desde joven por los clásicos americanos, Álvarez acaba de importar un SUV chino Dongfeng para su empresa Nostalgicar, dedicada desde 2011 a organizar paseos turísticos por la isla.
“Lo que hay que buscar es cómo sacarle la plata y recuperar la inversión”, explica Álvarez, que ha tenido entre sus clientes a la familia del presidente estadounidense Barack Obama (2009-2017) y a estrellas de la música como Madonna y Beyoncé.
El SUV de color negro seduce en el taller, donde comparte espacio con 14 Chevrolet antiguos de vivos colores, incluida una camioneta de 1938, todos como acabados de salir de la fábrica.
Desde que llegó el Dongfeng, su esposa y socia en Nostalgicar, Nidialys Acosta, “no quiere bajarse” del auto, comenta jocosamente el ingeniero, que tiene planes de importar otros cinco coches modernos para su negocio.
El parque móvil de la isla ofrece un espectáculo vintage totalmente único con decenas de miles de autos viejos, entre clásicos americanos, que son usados generalmente como taxis o para el turismo, mezclados con los Lada y Moskvich de la era soviética.
Enfrentados a una fuerte crisis y escasez de alimentos, en año y medio los cubanos han visto transitar principalmente por las calles de La Habana una avalancha de SUVs, de fabricantes asiáticos.