A base de tropiezos y topes contra una misma pared, el embajador estadounidense Ken Salazar parece que ya está aprendiendo algo de los modos mexicanos de hacer política. El fin de semana anunció una nueva relación entre los dos países, pero a partir de la presidencia de Claudia Sheinbaum Pardo.
Pero este nuevo estilo tendrá que esperar el resultado electoral del primer martes de noviembre -a la vuelta de la esquina- para saber quién ganará los 270 votos electorales para habitar la Casa Blanca: la vicepresidenta Kamala Harris o el expresidente Donald Trump.
Habrá que decir que el embajador Salazar aprendió solo una de las dos partes con las que se configuran la relación México-Estados Unidos: la capacidad de descifrar estilos y claves de tiempos políticos mexicanos y sensibilidades presidenciales, porque la otra parte depende ya de los intereses geopolíticos, militares y de seguridad nacional de EU como imperio dominante.
El estilo del presidente López Obrador no fue muy difícil de descifrar: exigir que en México fuera tratado como un igual y no como un pariente pobre, algo muy difícil de entender en la lógica autoritaria del poder estadounidense. México dejó muy claro sus intereses nacionales, inclusive en temas tan polémicos y poco sólidos como la relación con Cuba, Nicaragua Y Venezuela, pero a sabiendas de que estos temas representaban el espacio de autonomía relativa para que México no fuera tratado como una colonia más.
López Obrador se llevó muy bien con Trump porque su Casa Blanca andaba en otros rollos geopolíticos y nunca entendió la relación de seguridad nacional entre los dos países. El presidente Biden y la vicepresidenta Harris operaron en función de la dominación estratégica de los intereses americanos.
López Obrador tuvo estilo que a veces pareció como grosero, y hasta ahora la presidenta Sheinbaum no tiene un perfil personal para su trato con ello.
Zona Zero
- Hoy se recuerdan 51 años de que fue fundada la Liga Comunista 23 de Septiembre, una de las formaciones de la guerrilla armada más activa e imprudente. En 1973 intentó secuestrar al empresario Eugenio Garza Sada, pero la operación salió mal y asesinaron al regiomontano. La Liga tuvo otras actividades de guerrilla revolucionaria armada, y entre sus cuadros se contó con Jesús Zambrano Grijalva, quien fue herido en acción y estuvo en la cárcel. La Liga se disolvió en 1983.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh