A diez años de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, activistas y defensoras de derechos humanos lamentaron los nulos resultados para que los familiares de las víctimas reciban justicia.
La feminista y defensora de derechos humanos, Brenda Rodríguez Herrera, quien cada año ha asistido a la marcha del 26 de septiembre que conmemora la desaparición de los estudiantes de la Normal Rural, comentó que la movilización de cada año en la que se exige justicia, es la mejor respuesta a si el Gobierno federal cumplió con su promesa de llegar a la verdad.
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“El hecho de estar aquí es sumarnos a esa exigencia y por supuesto estamos de acuerdo en que no hay justicia y necesitamos que haya justicia y no personas desaparecidas”, expuso.
Lamentó que la exigencia al actual y a cualquier gobierno es por la falta de resultados y más al saliente porque llegó con una bandera progresista que en los hechos no cumplió.
Por su parte Areli Sandoval, activista y promotora de derechos humanos, mencionó que le provoca una profunda tristeza y decepción el caso de Ayotzinapa porque al comenzar está administración parecía que se iba a avanzar y dejar atrás la farsa de la verdad histórica.
“Al inicio parecía que había voluntad, regresó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes, hubo cierta decisiones que parecía que querían llegar al fondo, pero creo que cuando se tocaron ciertos intereses y se llegó al tema del Ejército, el gobierno perdió la voluntad”, mencionó mientras observaba el paso del contingente sobre Avenida Juárez.
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Enfatizó que es muy lamentable que el gobierno de la 4T se haya puesto más del lado de “ciertos” intereses y siempre alabar al Ejército mientras descalifica a familiares de desaparecidos, las organizaciones que solidariamente les han acompañado en el caso y a periodistas, “es sumamente lamentable, no lo puedo creer es un sinsentido total y me siento muy triste y decepcionada”.
Como cada año, al contingente de padres y estudiantes que marchan de manera pacífica se suma el llamado bloque negro que a su paso ocasionó destrozos en comercios y hoteles, rompió cuanto ventanal pudo y saqueó locales.
Ante la ausencia de cualquier tipo de autoridad, los integrantes del bloque negro se ensañaron con los locales de franquicias internacionales como Starbucks, Pizza Hut, sucursales bancarias y cadenas hoteleras.
En casi todos, de poco sirvió la colocación de vallas metálicas, tapiado de exhibidores o rejas.
Armados incluso con hachas, rompieron vidrios de al menos dos sucursales de la marca internacional de cafeterías, destrozaron mesas en un local de pizzas, atacaron los lobbys de los hoteles Fiesta Americana y Marriot y lograron saquear un local de ropa para hombre.
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Empleados de un restaurante sobre 5 de mayo decidieron colarse enfrente de las cortinas de su centro de trabajo para evitar los actos vandálicos, pero no pudieron evitar que rompieran las cámaras de vigilancia del lugar.
Acostumbrados a estas manifestaciones, comentaron que ésta en particular fue más violenta que en ocasiones anteriores.
MSA