Cuenta la leyenda que una de las grandes batallas que librab contra el diablo se da el 28 de septiembre. Es ese día cuando el demonio anda suelto y puede provocar grandes males, entre ellos, destruir los cultivos.
La forma de proteger las viviendas, las posesiones y los campos es a través de la colocación de cruces adornadas con flores endémicas de la región, lo que se conoce como “la enflorada”, narran pobladores.
La combinación del olor a tierra húmeda, con el aroma de las flores y del humo de las fogatas en armonía con los tonos naranjas de los atardeceres de septiembre y los rojizos campos de temporada, indican que es momento de prepararse para una de las fechas más importantes del calendario agrícola religioso de la localidad el cual comienza el 3 de mayo Día de la Santa Cruz y culmina el 2 de noviembre con la festividad de muertos.
De acuerdo a Silverio Reyes, cronista de Huaquechula, Puebla, desde el 26 pasado, comienzan a arribar al zócalo de su municipio, los productores de flor de pericón que vienen desde San Francisco Xochiteopan, Atzizihuacan. Sentados en la banqueta, extienden la flor para que las familias llenen tinas de flor y las intercambien por cacahuate y ciruelas.
Desde el integrante más pequeño de la familia, hasta el más grande, recolectan todos los elementos necesarios para crear las cruces de flor que serán colocadas en los campos de cultivos para el tradicional ritual.