El huracán Helene tocó tierra anoche en la costa de Big Bend, Florida, como una poderosa tormenta de categoría 4, desatando vientos de hasta 215 km/h y marejadas ciclónicas que alcanzaron los seis metros. El Centro Nacional de Huracanes (NHC) emitió desde el martes alertas severas, y sus advertencias se hicieron realidad al provocar inundaciones catastróficas en numerosas localidades de la península.
Los aeropuertos de Tampa y Tallahassee cerraron antes de la llegada de Helene, y más de 125 mil hogares y negocios se quedaron sin electricidad. La mayoría de los residentes evacuaron, aunque algunos decidieron permanecer en sus casas, confiando en su preparación e instalaciones de sus hogares. Sin embargo, la tormenta arrasó propiedades y dejó caminos intransitables.
Las autoridades estiman que este huracán es el más potente en golpear Estados Unidos en más de un año, superando al huracán Idalia, que afectó el noroeste de Florida en agosto de 2023. La situación sigue siendo crítica mientras se evalúan los daños y se planifican las operaciones de rescate.