Como cada año, al contingente de padres y estudiantes que marcharon de manera pacífica en conmemoración de la desaparición de los 43 de Ayotzinapa se sumó el llamado bloque negro, que a su paso ocasionó destrozos en comercios y hoteles, además de saquear locales.
Ante la ausencia de cualquier tipo de autoridad, los integrantes del bloque negro se ensañaron con los locales de franquicias internacionales, sucursales bancarias y cadenas hoteleras.
En casi todos, de poco sirvió la colocación de vallas metálicas, tapiado de exhibidores o rejas.
Armados incluso con hachas, rompieron vidrios de al menos dos sucursales de una marca internacional de cafeterías, destrozaron mesas en un local de pizzas, atacaron los lobbys de los hoteles Fiesta Americana y Marriot y lograron saquear un local de ropa para hombre.
Empleados de un restaurante sobre 5 de mayo decidieron colocarse enfrente de las cortinas de su centro de trabajo para evitar los actos vandálicos, pero no pudieron evitar que rompieran las cámaras de vigilancia del lugar.
Acostumbrados a estas manifestaciones, comentaron que ésta en particular fue más violenta que en ocasiones anteriores.