El ex presidente Donald Trump aprovechó su discurso en Pensilvania, un estado clave para las elecciones presidenciales de noviembre, para instar a una represión “violenta” contra la delincuencia en Estados Unidos.
Durante el evento, Trump repitió sus críticas hacia la vicepresidenta Kamala Harris, a quien calificó de “discapacitada mental”, intensificando el tono de su campaña en un momento crítico.
Pensilvania es uno de los siete estados indecisos que podrían decidir el resultado de las elecciones del 5 de noviembre. Mientras Trump se dirigía a sus seguidores, la vicepresidenta Harris planeaba un discurso en Nevada, otro estado importante en la contienda.
En su intervención, Trump presentó una narrativa sombría sobre el país, sugiriendo que enfrenta una “invasión” de migrantes y delincuentes.
Recordando incidentes de atracos en ciudades, el candidato republicano recibió vítores al afirmar que la policía debería volverse “extraordinariamente ruda” para combatir la delincuencia. “A los delincuentes hay que enseñarles... una jornada realmente violenta”, dijo, destacando que “la izquierda liberal” impide que las fuerzas del orden cumplan su deber.
El discurso se centró en la percepción de un país en decadencia, donde, según Trump, “salvajes extranjeros criminales” invadieron bajo la supervisión de Harris.
A pesar de las estadísticas del FBI que muestran una disminución en la delincuencia, el ex presidente utilizó su retórica habitual para avivar el sentimiento antiinmigración.
Con las encuestas mostrando a Harris y Trump en una competencia reñida, la postura del ex presidente sobre la delincuencia y la inmigración puede representar una debilidad para la actual vicepresidenta.