Vive el GNP emotiva noche acústica con Eric Clapton
Foto: OCESA | El icónico guitarrista hizo vibrar a los asistentes del Estadio GNP con sus cuerdas del recuerdo  

El blues es un género atemporal, base de todo el rock y Eric Clapton es un gran representante de este género y se dio cita ante un Estadio GNP a quienes les hizo evocar memorias del pasado en un set que constó de tres capítulos.

La noche inició con una canción reconocible por propios y extraños, emblema del rock: Sunshine of your Love, la cual fuera de los tiempos de Clapton con Cream.

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De inmediato, el guitarrista tambien recordó su disco de grabaciones a un lado del icónico BB King y dio cátedra de blues con Key to the Highway y Im your Hoochie Coochie Man, lo que dio pie a volver a Cream para interpretar Badge.

“Muchas gracias, estoy mu contento de estar aquí”, dijo el rockero británico, quien a pesar de no usar mucho el lenguaje verbal, le habló a su público a través de sus riffs, escalas y solos.

Clapton tomo asiento e inició su set acústico con Down and out, seguida de Running of Faith y Change the World.

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Las primeras notas salieron desde su guitarra y seguido de “Would you know my name…” el público ovacionó la canción más personal y melancólica del británico: Tears in Heaven, compuesta a su hijo de 4 años que falleció tras caes de la ventana de su departamento.

Con una actitud estoica, el guitarrista ejecutó este tema que conmueve a más de uno con su letra y al término de éste, también concluyó el capítulo acústico.

Una vez más la stratocaster fue tomada por el bluesero y retomó el sonido eléctrico con You Gotta Get Better, mientras sus músicos daban también cátedra cada uno en su instrumento.

También sonó Old Love, pero un momento cumbre de la noche fue el de evocar a la leyenda que vendió su alma al diablo para poder tocar blues como ninguno otro: Robert Johnson, quien entre varios temas, legó Crossroads Blues y que vivió a través de las pastillas de la guitarra de Clapton.

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La noche seguía su curso y ni el frío de otoño que ha azotado pudo con el ánimo y el calor del blues de Clapton, que sonó Queen of the Spades In, en la cual agregó solos que hicieron llorar su guitarra como pocas veces lo ha presenciado el recinto desde que era Foro Sol.

“If you wanna hang out, you gotta take her out”, sonó de la voz de Clapton para explotar los vitores en la canción Cocaine, que todo el Estadio GNP coreó: “she don’t lie, she don’t lie, she don’t lie… cocaine”.

La versión se alargó y dio tiempo a que los músicos se lucieran para un final épico que sirvió de encore.

Clapton y compañía volvieron al escenario para tocar Accuse Me, el último blues de la noche que el guitarrista tocó sobre una stratocaster con los colores de Palestina.

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Así concluyó una noche de blues, con una leyenda viviente camino hacia su camerino mientras se despedía con la mano de su gente.

Sin pirotecnia, sin papeles de colores por los aires; en una época de shows visuales y mega producciones, Clapton dio una cátedra de como enfocar un concierto a la música en su totalidad, sin dejar de ser espectacular.

MSA