La candidata demócrata Kamala Harris enfrenta al republicano Donald Trump desde una posición centrada, al buscar atraer a votantes indecisos en un país altamente polarizado.
Desde su nominación en julio, la vicepresidenta se alejó de algunas posturas progresistas previas, optando por un enfoque más moderado. Según el profesor Robert Rowland de la Universidad de Kansas, Harris parece más cómoda al presentar sus ideas, ahora más alineadas con la centroizquierda.
En su campaña, la vicepresidenta evita promesas a la izquierda, al renunciar a su oposición anterior al fracking y reforzando la política migratoria, apoyada por análisis de Goldman Sachs. Aunque defiende el derecho al aborto y propone subir impuestos a las grandes fortunas, se abstiene de abordar la pena de muerte. Su postura sobre las armas es clara: busca prohibir los rifles semiautomáticos, pero exige controles más estrictos.
Mientras Trump la califica de “veleta”, Harris mantiene que sus valores no han cambiado. Su campaña, según el experto, está centrada en propuestas concretas y la movilización de electores en estados clave.