La Iglesia católica exigió a las autoridades correspondientes una investigación a fondo respecto al asesinato de seis migrantes en Chiapas, registado la semana pasada y pide que el Estado mexicano analice la presencia de las fuerzas militares en materia de control y revisión migratoria.
“Los recientes sucesos en Chiapas nos duelen, pues cada migrante es un hijo de Dios que enfrenta realidades adversas, algunas de ellas desgarradoras, que los hacen vulnerables.
“Duele saber que esa vulnerabilidad los pone en la mira del crimen organizado y los hace objeto de abusos de las autoridades, como ocurrió en el suceso que derivó en la muerte de varios migrantes durante un operativo militar”, señaló en su editorial en el semanario Desde la Fe.
Recordó que hace más de dos mil años, la amenaza de muerte de Herodes para matar al Niño Dios, obligó a la Sagrada Familia a huir a Egipto en busca de un lugar seguro, un hecho que convirtió a Jesús en un migrante forzado.
“Esta historia se repite en la actualidad como una realidad a nivel mundial: el exilio obligado de millones de personas que, por distintas razones, recorren miles de kilómetros apostándolo todo, en lugar de permanecer en la desesperanza que les rodea en sus lugares de origen”, indicó.
La Arquidiócesis Primada de México detalló que en México, según el Instituto Nacional de Migración (INM), entre enero y mayo de 2024 se detectaron casi 1.4 millones de “personas en situación migratoria irregular”, provenientes de 77 países, un fenómeno que dijo, va en aumento.
“¿Dónde está la dignidad de la persona cuando se les mata solo por parecer sospechosos?, ¿dónde está la dignidad de la persona cuando la ley de las balas se impone sobre el uso de la razón? ¿Qué cambiará después de este trágico hecho que terminó con la vida de seis personas? ¿Todo seguirá igual?”, cuestionó.
En este sentido, subrayó que cada ser humano posee una dignidad inalienable y los migrantes no son menos dignos que cualquier otra persona, sin importar raza, género, estatus, edad o creencias; por ello, indicó que como Iglesia creen en una solución que incluya el acoger, proteger, promover e integrar a los migrantes.
“Hace dos mil años, la Sagrada Familia encontró refugio en medio de la adversidad. Hoy, familias enteras siguen buscando ese hogar seguro. No podemos permanecer de brazos cruzados y en silencio ante las ofensas a la dignidad humana de los migrantes y de todos aquellos que son vulnerables. Hacemos un llamado para que nuestro compromiso con ellos sea una luz que ilumine su oscuridad”, concluyó.