RIESGO. El pasado 4 de octubre se reportó el derrumbe de 30 viviendas en la unidad habitacional San Agustín.
Foto: Quadratin | RIESGO. El pasado 4 de octubre se reportó el derrumbe de 30 viviendas en la unidad habitacional San Agustín.  

Cuatro casas más colapsaron este lunes en la unidad habitacional San Agustín, de Acapulco, Guerrero, tras las lluvias del huracán John.

Tres de las viviendas se encontraban sobre la calle Salmón y una más en la calle Atún de esta localidad de la periferia. Todas ya estaban desocupadas.

Una de las afectadas contó que las viviendas estaban “volando”, ya que la crecida del río por las lluvias las socavó y tuvieron que dejarlas.

Indicó que los pedazos de paredes y losas cayeron al río y sólo quedaron escombros.

Hasta el momento, agregó, no ha acudido ninguna autoridad al lugar a revisar los casos, por lo cual los vecinos irán hoy a la Coordinación de Protección Civil para la entrega de un dictamen.

El pasado 4 de octubre, habitantes de la unidad habitacional San Agustín, del puerto, denunciaron el colapso de 30 casas por la crecida del río por las precipitaciones.

ALERTAN DE MÁS LLUVIAS

Protección Civil estatal alertó que esta semana se mantendrá el potencial de lluvias puntuales muy fuertes en varias zonas de Guerrero.

Explicó que esto se debe a la Zona de Baja Presión con alta probabilidad de desarrollo ciclónico.

A 13 días de las inundaciones provocadas por el huracán John en este puerto, concesionarios de playa Revolcadero, comerciantes y locatarios de la zona de artesanías se quejaron de la desatención por parte del Gobierno federal.

Este lunes señalaron el avance del oleaje que aceleró el socavamiento de los locales del acceso a la playa, franja turística de la que han dependido cuatro generaciones de restauranteros.

Asimismo, denunciaron la lentitud en el proceso de registro para viviendas y negocios en la zona Diamante, pues dan trabajo a unas 500 personas tan sólo en 20 restaurantes. 

Con 30 años de vivir a unos metros de la franja de arena, Pedro García Calixto y su esposa, ofrecían a los visitantes artesanías y contaban con una miscelánea.

Mientras limpiaba su local, comentó que perdió unos 300 mil pesos en mercancía y esperó que llegue la petición al Gobierno que corresponda, ya que depende de lo que gana en sus ventas a los turistas.