Es probable que, aunque no estés familiarizado con el cine, sepas quién es Guillermo del Toro, sea por sus acciones altruistas, por alguna frase que le ha inmortalizado o sencillamente porque el cineasta, que hoy cumple 60 años, es un personaje sumamente popular.
Del Toro, o Totoro San —otrora sobrenombre que cariñosamente le dio la actriz nipona Mana Ashida—, nació en Guadalajara, Jalisco en 1964. Estudió cine en el Centro de Investigación de Estudios Cinematográficos de la Universidad de Guadalajara. Desde antes, sin embargo, su mente ya viajaba en otras dimensiones creativas, pues su imaginación, siempre infatigable, lo mantuvo interesado desde muy pronto en algunos de los monstruos clásicos del cine y la literatura como Godzilla y Frankenstein, pero también en los elementos técnicos de la industria.
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Antes de debutar con Cronos en 1993, el cineasta jalisciense ya había hecho sus pininos en la industria. Hizo de productor ejecutivo en la mítica Doña Herlinda y su hijo (1985) de Jaime Humberto Hermosillo para más tarde escribir, dirigir y producir Doña Lupe y Geometría, un par de cortometrajes que ya dejaban ver las aptitudes de del Toro para hacer mucho con tan poco, siempre respetando esa esencia orgánica y tradicional del cine clásico.
Luego de la película vampiresca, primera protagonizada con ese actor fetiche del cineasta, es decir Ron Perlman, vino Mimic (1997) y luego una de sus películas más recordadas fuera de México, El espinazo del diablo (2001), producida por la compañía productora de los hermanos Almodóvar.
A estas producciones, les sucedieron Blade II (2002) y Hellboy (2004), sus inmersiones al cine de superhéroes y personajes basados en novelas gráficas. Marcaron un antes y un después en el tratamiento de las historias relacionadas con estos tópicos. Desde entonces, muchas de las personas que siguen el trabajo de del Toro, esperan una vuelta a estos personajes, o a otros nuevos.
El resto, parece ser, es historia. Guillermo dirigió El laberinto del fauno (2006), puso el dinero para que Juan Antonio Bayona (sí, ese que está detrás de La sociedad de la nieve) dirigiera El orfanato, participó en la producción de, entre otras cintas, Rudo y Cursi (2008), de Carlos Cuarón y Biutiful (2010) de Alejandro González Iñárritu.
Más recientemente, es decir en los últimos siete años, el director, integrante honorario de Los Tres Amigos junto a Alfonso Cuarón e Iñárritu, dirigió y escribió La forma del agua (2017), Nightmare Alley (2021) y Pinocchio (2022). Actualmente, por si fuera poco, está terminando de grabar su versión de Frankenstein en Escocia.
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Además de lo hecho en el celuloide, el doble ganador de un Premio Oscar, también ha estado inmerso en la televisión en producciones como la Hora marcada, Trollhunters: Tales of Arcadia, entre otras. Asimismo, ha escrito libros de ficción y no ficción, entre los que se encuentran Untold Horror, Nocturna, Oscura, Eterna, El laberinto del fauno junto a Cornelia Funke y más recientemente Los seres huecos, en 2020, en colaboración con Chuck Hogan.
Finalmente, tras bambalinas, el también ganador de un Goya, fue cofundador del Festival de Cine de Guadalajara y, como amante del cine de animación, brinda estímulos a través de becas para estudiantes de este género en México y otras latitudes del mundo.
CSAS