La misión de la ONU en Líbano (Finul) denunció que Israel realizó “repetidos” disparos contra sus posiciones, hiriendo a dos soldados de paz. El ejército israelí aseguró que previamente advirtió a las fuerzas de la ONU, al solicitarles que se mantuvieran en “espacios protegidos”. Este incidente provocó una ola de condenas internacionales y llevó al Consejo de Seguridad de la ONU a reunirse en Nueva York.
Italia, uno de los principales contribuyentes de tropas con alrededor de 900 soldados en la región, consideró que los actos de Israel podrían constituir “crímenes de guerra”, mientras que Washington expresó “profunda preocupación” por la seguridad de los cascos azules. España e Irlanda también se pronunciaron, solicitando garantías de seguridad para las fuerzas de paz.
El incidente se enmarca en el conflicto cada vez más intenso entre Israel y el grupo militante Hezbolá, que opera en las cercanías de las posiciones de la ONU. Desde la intensificación de las hostilidades el 23 de septiembre, la misión de la ONU pidió una tregua, al advertir que sus fuerzas se enfrentan a “graves riesgos”. Jean-Pierre Lacroix, jefe de las fuerzas de paz de la ONU, informó que 300 cascos azules ya fueron reubicados.
Además, el mismo día, un ataque aéreo israelí en Beirut dejó 22 muertos, en lo que se considera el bombardeo más letal en la capital libanesa desde que comenzó el conflicto. Según el Ministerio de Salud de Líbano, 117 personas resultaron heridas en estos ataques, que golpearon zonas pobladas.
En paralelo, un bombardeo israelí en una escuela que albergaba a desplazados dejó 28 muertos y 54 heridos, según la Media Luna Roja palestina. La ofensiva, en respuesta al ataque de milicianos islamistas en suelo israelí, ha causado la muerte de más de 42 mil, según cifras del Ministerio de Salud de Gaza. / 24 HORAS