El Ejército israelí abatió a Yahya Sinwar, líder de Hamás y principal arquitecto del ataque del 7 de octubre de 2023, en una operación militar en la Franja de Gaza.
Esta acción supone un duro golpe para la organización militante, aunque no se traduce en un avance definitivo en la guerra entre Israel y los grupos insurgentes en la región, de acuerdo a Agustín Berea, maestro en estudios de Asia y África por el Colegio de México.
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Para el gobierno de Israel, y en particular para el primer ministro Benjamín Netanyahu, la eliminación de Sinwar representa una “victoria simbólica”. “Sinwar era el enemigo público número uno, al ser quien organizó el reciente ataque contra Israel”, señala Berea. Aunque la operación militar que terminó con su vida no era un objetivo explícito de la campaña, su muerte puede fortalecer la imagen del líder israelí, quien enfrenta duras críticas por su gestión del conflicto.
No obstante, Berea advierte que “los objetivos estratégicos principales de Israel en el conflicto siguen sin lograrse”. El rescate de los rehenes capturados por Hamás continúa siendo un desafío complejo, y la eliminación total de la organización militante parece lejana. “Sinwar, aunque era una figura central, tenía un rol más simbólico que operativo. Su capacidad de influir directamente en las acciones militares de Hamás estaba limitada debido a su incomunicación prolongada”, subrayó el experto.
Implicaciones en Israel y Hamás
La insurgencia en Gaza, al igual que otros movimientos militantes como los talibanes, demostró capacidad de adaptación tras la pérdida de líderes. Según Berea, la estructura fragmentada de mando de Hamás permitirá que las operaciones militares, como los ataques con cohetes y emboscadas, continúen bajo el liderazgo de comandantes locales. “No se coordinarán de forma centralizada, pero seguirán representando una amenaza”, explica, aunque reconoce que la efectividad de estas acciones podría disminuir en el corto plazo.
A nivel político, la muerte de Sinwar también tiene implicaciones para la estabilidad del gobierno de Netanyahu. Mientras sus aliados de extrema derecha insisten en mantener la ofensiva y expulsar a los palestinos de Gaza, Berea sugiere que la eliminación de Sinwar podría abrir una pequeña ventana para que Netanyahu considere una tregua.
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“La muerte de un líder tan relevante puede darle a Netanyahu el margen necesario para justificar una pausa en las hostilidades, sin perder el apoyo de su base”, afirma.
Aunque no es inminente, esta posibilidad podría materializarse si la presión internacional, liderada por figuras como Kamala Harris, se intensifica en busca de una solución diplomática.
Sin tregua
Sin embargo, las primeras declaraciones del primer ministro israelí dejan claro que, al menos por el momento, no hay intención de detener los bombardeos sobre Gaza. A pesar del capital político que la muerte de Sinwar le otorga, Netanyahu parece decidido a mantener la ofensiva. Mientras tanto, la situación humanitaria en Gaza sigue deteriorándose, con miles de desplazados y una crisis extrema, y los esfuerzos diplomáticos para frenar la violencia no han logrado resultados concretos.
EAM