Miles de canarios salieron a las calles este domingo, alzando su voz en contra del turismo de masas, que, según ellos, impacta negativamente el archipiélago.
Bajo el lema “Canarias tiene un límite“, los manifestantes se concentraron en puntos turísticos clave de las siete islas, como Maspalomas, Fuerteventura y Playa de las Américas en Tenerife.
Las protestas se enmarcan en un contexto de creciente descontento con un modelo turístico que, según los organizadores, beneficia a inversores foráneos mientras deteriora la calidad de vida local.
Eugenio Reyes Naranjo, portavoz de Ben Magec-Ecologistas en Acción, afirmó que el sector “trae pobreza, paro y miseria”, e hizo un llamado urgente a regular el número de visitantes y limitar los alojamientos turísticos.
En 2023, las islas recibieron un récord de 16.2 millones de turistas, superando ampliamente a su población de 2.2 millones. Esta afluencia generó un aumento de la insostenibilidad en los recursos locales, con un 65% de los residentes luchando por llegar a fin de mes. “Las riquezas generadas aquí van a parar a empresas de fuera”, lamentó Adrián Souza, un manifestante de 32 años.
El turismo, que representa el 36% del PIB de Canarias, ha sido objeto de intensas críticas, llevando a ciudades como Barcelona a prohibir nuevos apartamentos turísticos. Las autoridades buscan equilibrar el crecimiento económico y las necesidades de la población local, en un momento donde la presión sobre el entorno y las comunidades es cada vez más evidente.