El papa Francisco elevó a la categoría de santos a 14 figuras del catolicismo, entre los cuales figuran 11 mártires asesinados en Siria en el siglo XIX, un reflejo de la persecución de los cristianos bajo el imperio otomano.
El jesuita argentino presidió la ceremonia de canonización en la Plaza de San Pedro en presencia de miles de fieles y representantes de los países involucrados.
“Los inscribimos entre los santos y decretamos que sean venerados como tales por toda la Iglesia”, dijo Francisco.
La canonización, etapa final en el camino a la “santidad”, requiere de tres condiciones: tener al menos cinco años de muerto, haber llevado una vida cristiana ejemplar y haber realizado al menos dos milagros.