Los arteros y cobardes ataques del crimen organizado y sus cómplices contra el periódico El Debate de Culiacán son una muesca más en las leyes incumplidas que garantizan en teoría la libertad de expresión en México.
El contrapunto no puede ser más perverso: la fuerza de las palabras que El Debate ha desarrollado con valentía y decisión desde su fundación contra las ráfagas de advertencia en contra de la fachada del edificio principal del diario y revelan el contrasentido de la realidad mexicana: las palabras denuncian y las balas buscan asesinar.
Las balas contra el periódico El Debate también ilustran el hoyo en que se encuentra la gobernabilidad en Sinaloa, ahora por las denuncias sobre el involucramiento del gobernador Rubén Rocha Moya en contactos directos con los líderes del Cártel de Sinaloa. La autoridad del Gobierno estatal está siendo rebasada por la impunidad del crimen organizado —en grado de fuero — en una guerra por el control del territorio a partir de la decisión de Estados Unidos de operar acciones extraterritoriales en Sinaloa que le dieron escobazos al panal del narcotráfico en su zona más importante.
La crisis política llega a su máxima expresión cuando la sociedad percibe que están cerrándole los espacios de la información que le debe nutrir sus comportamientos frente a la realidad criminal y cuando la autoridad solo trata de justificar sus incompetencias culpando a los medios de difundir la realidad local.
La crisis de seguridad en Sinaloa está rebasando ya la capacidad de gestión del gobernador Rocha y la lucha criminal entre las bandas para controlar la zona territorial del Cártel de Sinaloa está dañando, desde hace tiempo, la tranquilidad mínima que deben tener los ciudadanos para poder vivir sin temores.
La organización Artículo 19 tiene documentados de 2000 al 2024, casi 150 periodistas asesinados en el cumplimiento de su deber, pero existen varios miles de agresiones y amenazas contra el oficio periodístico.
Zona Zero
- De la lista de periodistas asesinados hay que recordar a Manuel Buendía, Miroslava Breach, Javier Valdez, Alfredo Martínez, Luis Enrique Ramírez, Alfredo Cardozo, entre muchos otros, y el registro por sexenios: tres con Zedillo; 22 con Fox; 48 con Calderón; 47 con Enrique Peña Nieto y 47 con López Obrador, con el dato revelador de que los periodistas asesinados crecieron en número a partir de la guerra gubernamental contra el narcotráfico en 2006, sobre todo por las denuncias publicadas en medios.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh