Si estuviéramos en los años sesenta o setenta del siglo pasado, todavía habría muchos despistados que le hubieran dado alguna posibilidad de éxito a un régimen como el de Cuba, o incluso al actual régimen mexicano.

Los años noventa y la caída de la ex Unión Soviética se encargaron de poner a esos regímenes en su lugar, pero ni siquiera la pobreza extrema de lo que el entonces dictador cubano Fidel Castro llamó “el periodo especial” los llevó a entender la necesidad del cambio.

El mundo tiene claro que esos sistemas comunistas híbridos no funcionaron, pero es la forma que encontraron de aferrarse al poder y, protegidos por el derecho internacional, pueden mantener la opresión de su gente sin mayor oposición.

Es muy probable que cubanos o venezolanos hayan ya llegado al límite, pero esas dictaduras harán lo que sea para mantenerse en el poder, incluso cargar en contra de su propia gente.

Desde la caída del bloque comunista a principios de los años noventa y hasta la fecha los cubanos no han conocido otra cosa que las carencias, lo mismo de satisfactores materiales como de derechos humanos.

Cuba está a oscuras, la comida se pudre y los ánimos se impacientan. Sin embargo, el régimen no está dispuesto a ceder y esa es la combinación perfecta para un mayor desastre social.

La dictadura cubana, hoy encarnada en Miguel Díaz-Canel, tiene aliados, la mayoría en las mismas condiciones lamentables derivadas de sus autoritarismos. Todos, por supuesto, culpan a Estados Unidos de la condición miserable de la isla.

Realmente pocos tienen la capacidad de lanzar un salvavidas financiero al régimen cubano.

López Obrador lo hizo de diferentes formas, finalmente el régimen cubano fue su alter ego.

Entre otras cosas, “contrató” médicos cubanos, que no fue otra cosa que transferir enormes cantidades de recursos a la isla a cambio del servicio mal pagado de algunos profesionales de la isla en territorio mexicano.

Regaló petróleo al régimen, aun con consecuencias negativas en la relación con Estados Unidos.

La “donación” de petróleo a Cuba implicó la cancelación de una línea crediticia del Banco de Exportaciones e Importaciones de Estados Unidos a Pemex, que después se presentó como que no se había cumplido todo el proceso de solicitud.

El punto es que la Cuba a oscuras de Díaz-Canel tiene en el régimen mexicano un último reducto para prolongar su agonía, sólo que México tiene sus propios problemas financieros que le impedirían tomar alguna acción financiera de apoyo a ese régimen.

Esto no significa que no sean capaces de sorprendernos en los próximos días con algún anuncio al respecto.

No habría ningún problema legislativo para dar luz verde a lo que sea, ni los votos ni los dogmas son un impedimento para ello.

Quizá, si fuera el caso, la mayor oposición podría llegar desde el manejo mismo de las finanzas públicas y la realidad de que será difícil cuadrar las cuentas para el próximo año como para desprenderse de un solo peso con fines altruistas con alguna dictadura.

 

       @campossuarez