Para superar los resultados de reducción en la incidencia delictiva derivados de la estrategia de Claudia Sheinbaum —quien ahora asume un reto enorme como Presidenta— todas las alcaldías y las fuerzas políticas están obligadas a una actuación unitaria.
Sin el compromiso disciplinado y sistemático con la supervisión diaria y la entrega de resultados duros, objetivo difícil sin una mirada metropolitana, más amplia y profunda, localizable en esfuerzos a favor de la investigación y detenciones, no habrá ruptura de la franja de 50 por ciento de personas para quienes vivimos en una CDMX aún mejorable en seguridad.
La mitad de la población advierte avances sustantivos, la otra percibe inseguridades diversas según el último reporte trimestral del Inegi.
En las audiencias ciudadanas convocadas por la jefa de Gobierno, Clara Brugada, cada martes en el Zócalo, una de las peticiones más comunes al Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) es la instalación de cámaras de videovigilancia, y a la SSC, encabezada por Pablo Vázquez, se le presentan abundantes inquietudes.
Peticiones y expectativas expresadas en el Zócalo Ciudadano de Brugada son una forma de empoderamiento frente a la incivilidad. Es una manera de aliviarse en ausencia de diálogos previos con algunas autoridades en diversas demarcaciones. Actualmente destaca en positivo Benito Juárez, gobernada por Luis Mendoza Acevedo; tienen enorme ventana de oportunidad otras como Xochimilco, con Circe Camacho Bastida, en el otro extremo. Mientras, Iztapalapa, con Aleida Alavés Ruiz, tiene el reto de acompañar el primer lugar de esa demarcación reconocida por proyectos a favor de la seguridad, con disminuciones en incidencia y decrementos en percepción negativa de seguridad.
Esta semana, con 21 legisladores del movimiento mayoritario en el Congreso de la CDMX, entre ellas y ellos Brenda Ruiz, vicecoordinadora de la fracción parlamentaria de Morena, y Jesús Sesma, del Verde y presidente de la Jucopo, en una reunión convocada por la morenista Xóchitl Bravo, mostramos el poder del C5 para vigilar, prevenir y denunciar. El instrumento es un bien comunitario cuyo buen uso potencializa resultados y fortalece confianza en autoridades y representantes populares.
No hay ninguna razón para estar conformes, aún con avances notables. En este momento el reto es llegar al 20 de enero con una nueva medición en la cual se confirmará, o no, el despegue de la estrategia ya iniciada por Brugada.
En la CDMX, el C5 simboliza el corazón de la seguridad y del empoderamiento ciudadano si construimos una plataforma común para abatimiento de la inseguridad y la impunidad. Harto difícil si reconocemos la enorme cantidad de incidentes no denunciados.
En casos muy graves existe un alto potencial de la línea 089 para el reporte detallado y anónimo. Por ejemplo, la investigación de los ataques del Centro Histórico. El abrazo ciudadano de la seguridad se hace con la denuncia.
@guerrerochipres