La pobreza, especialmente en su faceta de precariedad laboral, triplica las probabilidades de padecer trastornos mentales, según un informe presentado por Olivier De Schutter, relator especial sobre Pobreza Extrema y Derechos Humanos de la ONU.
El documento, titulado La economía del burnout: pobreza y salud mental, revela que el consumo material y la competitividad están socavando la salud mental de millones de personas.
De acuerdo con el reporte, quienes tienen ingresos más bajos enfrentan un riesgo tres veces mayor de sufrir depresión y ansiedad en comparación con aquellos en situaciones más privilegiadas.
A nivel global, más de 970 millones de personas padecen trastornos mentales, incluyendo 280 millones con depresión y 301 millones con ansiedad. Cada año, aproximadamente 700 mil personas se suicidan, lo cual representa la cuarta causa de muerte en jóvenes de 15 a 29 años.
De Schutter subrayó que la precarización laboral y el cambio climático contribuyen a esta crisis de salud mental, exacerbando la inseguridad y dificultando el equilibrio entre vida laboral y personal.
El informe concluye que la obsesión por el crecimiento económico está generando un “maremoto de mala salud mental” entre las poblaciones vulnerables.