Leonor Maldonado y un poster de M20 Matamoros ejido 20
Foto: Especial. Un retrato de Leonor Maldonado intervenido por un póster de "M20 Matamoros ejido 20", su ópera prima.  

Es un viernes de climas inciertos. El sol abrasa, pero al rato comienza a llover y ya nadie sabe. Leonor Maldonado se encuentra en su casa en Ciudad de México. Cuenta que hace no mucho tuvo un par de intervenciones médicas, pero que se está recuperando favorablemente. Pese a ello, ha abierto las puertas virtualmente a este diario para conversar sobre su ópera prima M20 Matamoros ejido 20 (2023), que ya tuvo su estreno en las últimas dos ediciones del Festival Internacional de Cine de la UNAM (FICUNAM) y el Festival Ambulante.

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― Se trata de tu ópera prima. ¿Cómo fue hacer una película así de potente en tu primera vez haciendo cine?

― Fue… muy intenso ―revela entre risas―. Muy hermoso, también. Siento que la peli es muchísimo el encuentro de nosotras con ellos. Nosotras, Tatiana Graullera, la productora, y yo. Y ellos, la danza de Matamoros y su mundo. Este lugar de conocernos, de dejarnos conocer por el otro para comunicarnos mejor, por curiosidad, porque yo era fan suya desde (la primera vez) que fui, los admiraba muchísimo y ellos fueron viendo que nosotras teníamos realmente una necesidad de conocerlos y entender un poquito más de cómo nació esta danza, y nos fueron dando chance y se fueron soltando.

Así como ellos se soltaron, dice Leonor, ellas también tuvieron que hacerlo. De otra manera ese nivel de intimidad no hubiera sido posible. “Te tienes que abrir tú también para conocer a alguien”, confiesa. Encuentra que ese dar y recibir, por decirlo de alguna forma, fue lo que permitió que el documental fuera así de potente como lo fue.

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Tatiana es mi familia… familia, dice Leonor sobre la relación que guarda con Tatiana. La laboral y la que no tanto. Siento que fue magia, como que tuvimos una suerte increíble de encontrarnos. Yo cuando empezaba a hacer la peli había un par de productores interesados, recuerda, como también rememora que pensó que en un principio haría esta película ella sola. Es el camino de abordar la independencia, de contar este tipo de historias. Aunque, como dice, había algunos interesados, fue cuando llegó la oportunidad de trabajar con Graullera que todo cambió.

Cuando conocí a Tatiana ella muy generosamente se ofreció a ayudarme a estructurar un pitch que tenía que hacer y me daba mucho miedo porque no sabía hacer esas cosas, fue ahí que le compartí el material, y ella, cuando lo vio, el teaser y la carpeta, me habló de la película justo en los términos que yo la pensaba y habló de ellos con el respeto que yo tenía, y con la emoción. Entonces fue un clic, y yo ese día le dije: “¿Quieres ser la productora?”, y ella me dijo: “¿En serio?, y yo: “¡Sí!”. Las dos como ¡guau!, y de ahí sido un viaje increíble, evoca.

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―Me parece que en México hay un clasismo y un racismo muy fuertes ―elabora a propósito de las intenciones de contar una historia así más allá de lo evidente― que ha empoderado la fuerza de los cárteles y mucha de la violencia en México, que de alguna manera nos hace responsables a todos. Creo que la respuesta fácil siempre ha sido hacer una sola narrativa, repetida miles de veces en notas, en películas, en donde ponen muy claro quiénes son los buenos y quiénes son los malos. Y normalmente los buenos son personas normalmente de tez más blanca, pero seguro sí con más oportunidades de vida en cuanto a donde nacimos y con quién. Y las personas malas simplemente por haber nacido en cierto barrio, por haber tenido cierto amigo, cierto padre, cierto hermano o por haber decidido alimentar de una u otra forma a su familia.

Todo tuvo sentido, dice finalmente, cuando descubrió que, en el centro de la guerra, ahí donde todo parece eclipsar, aparece la danza. “Justo en el epicentro de la guerra del narcotráfico, están ellos, y lo que hacen es arte, arte con su cuerpo y es una comunidad que se abraza, entre hombres, rompiendo todos los estereotipos de esa narrativa repetida tantas veces”, concluye anticipadamente.

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―La potencia de eso me pareció increíble. Me parece que tiene que ser contada, que tiene que ser vista. Mucho más que por la peli, por ellos ―espeta con intensidad―, porque realmente son un ejemplo de vida y de otra narrativa que existe, que está llena de ternura, que está llena de muchas cosas y que, por supuesto que hay miedo, hay violencia, hay mucha complejidad, pero las capaz son más profundas.

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No es una revelación decir que M20 Matamoros ejido 20 está contado en una clave distinta. Leonor Maldonado intentó en todo momento alejarse, con éxito, de los datos duros, de aquello que nos arrojan las estadísticas, “en un idioma más abstracto”. Porque, apunta, “importa más sentirte que estás con ellos”. Importaba que fuera “una película de lo que no puedes googlear y de lo que nadie nos enseña, de eso que ir es a meterte a ese lugar”.

Hay un espacio esperanzador en ella. Pese a la dureza, parece arrojarse luz entre los pasos que la danza azota en la tierra y el asfalto. La también coreógrafa dice que fueron ellos mismo quienes marcaron ese sentido. “Por eso me atreví a meterme en tanto peligro para buscarlos, porque me estaban dando ganas de vivir con ver su danza”, confiesa.

―Siento es un reto muy grande por no dejarte llevar por la violencia y por las cosas que te impresionan y luego te sientes como… ­―hace una pausa en su intervención―. Tenemos un nivel acceso que poca gente tiene, y entonces teníamos que estar todo el tiempo firmes en cuál es la peli y no dejarnos llevar por esas cosas que impresionan y que sabes que si lo pones en un festival sabes que va a ganar premios, que es mucho más la balacera, la violencia, los datos más duros o que alguien te lo dice llorando.

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Todo ese registro, aunque dice que lo tienen, quedó fuera. No era la película que les interesaba contar. Sentía que se traicionaba a sí misma, pero sobre todo ellos, a todo lo que le transmitían. Esa esperanza que ella quería que todos los demás conocieran. Entonces encuentra una reflexión luminosa entre la charla que trastabilla en las fauces de lo inevitable:

“La vida es muy dura y es como ver esa pasión de encontrarle huecos y encontrar una manera de tú vivirla en tus términos. Y creo que eso es muy empoderador y muy inspirador. Entonces… aunque pasaban más cosas alrededor, siempre la línea estuvo en sus vidas, en su ternura, en su círculo potente y en ese… ritual de conexión con el territorio, con lo divino, con la comunidad. Fue como seguir su guía”.

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Es complejo armar el rompecabezas. Para llegar hasta aquí, la también bailarina dice que dio vueltas para llegar hasta donde quiso. Incluso, dice, “siempre hay un grado de frustración”. Confiesa que cuando estaba editando se encontró con dos películas, y nuevamente se remite a ellos, a todo lo que le brindaron, eso que le contaron. En Rigo, el protagonista, ella encuentra un artistazo. Lo define como tal. Dice que dejó fuera mucho de lo que él le contó, todas esas historias desde su inteligencia y desde su sensibilidad. Pero hubiera resultado otra historia.

En dado momento, casi como corolario de toda esa estructura de la película de la que me cuenta Leonor, dice que es tal la cantidad de material que tiene que puede que haga algo con eso, pero aún no está segura de hacerlo o no ni sabe bien a bien qué es lo que podría hacer, pero detalla, finalmente:

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“Me llama porque es un material muy amoroso. Estos hombres son muy desconfiados y muy duros al principio. Tardamos en entrar. Pero una vez que nos abrieron su vida, lo hicieron con un nivel de amor que es impresionante. Entonces, que alguien te cuente su vida así es un regalo enorme”.

Esta primera cinta suya “es una película coreográfica”. La materialización del deseo de convertirse en cineasta viniendo de la danza. Devenir directora de cine tras componer movimientos corporales políticos en distintos contextos. Inexorablemente, terminó trabajando como editora y se encuentra ya trabajando en una película de ficción. “El arte pensado desde otra disciplina y ver qué vuelta le puedes dar”, espeta.

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M20 Matamoros ejido 20 estrenó el pasado jueves 24 en cines comerciales e independientes. En el sitio oficial de la distribuidora y productora, Artegios, pueden consultarse los cines donde se puede ver la película. Finalmente, dado que no se ha hecho el anuncio oficial, desde este espacio podemos recomendar estar pendientes de las noticias que dé la directora de la cinta en los próximos días respecto a lo que serán las funciones. A continuación, puede verse el tráiler.