La figura de Juan Velásquez, apodado “El Abogado del Diablo”, sigue siendo un tema relevante en México.
Su carrera se destacó por la defensa de figuras envueltas en casos de alto impacto, incluidos expresidentes y personajes del espectáculo. Con una trayectoria sin derrotas en más de 80 casos, su habilidad legal y compromiso con sus clientes le dieron renombre en el ámbito del derecho penal mexicano.
Casos emblemáticos: De Tlatelolco a Los Pinos
Uno de los momentos más polémicos de su carrera fue la defensa del expresidente Luis Echeverría Álvarez. Echeverría fue acusado de genocidio por la masacre de Tlatelolco en 1968 y la Matanza del Jueves de Corpus en 1971. Este juicio fue pionero en México, ya que Echeverría se convirtió en el primer expresidente acusado formalmente de violaciones a los derechos humanos. Gracias a la estrategia de Velásquez, Echeverría evitó la prisión pública y cumplió una sentencia de arresto domiciliario.
Otro cliente de alto perfil fue José López Portillo, a quien representó en casos de presunta corrupción. Este vínculo trascendió el ámbito legal y se convirtió en una amistad personal; Velásquez incluso fue albacea y tutor de los hijos del expresidente. Durante el mismo periodo, defendió a Arturo “El Negro” Durazo, jefe de policía de López Portillo, también acusado de corrupción.
Defensas en el caso Colosio y la familia Salinas
Velásquez participó en el caso de Diana Laura Riojas, viuda del asesinado candidato presidencial Luis Donaldo Colosio, en su búsqueda de justicia. También representó a familiares de Carlos Salinas de Gortari, quienes enfrentaron acusaciones por corrupción y otros delitos. Su cercanía con personajes influyentes hizo que su papel fuera clave en los círculos de poder, defendiendo tanto a Salinas como a figuras relacionadas con el gobierno.
Clientes más allá de la política
Además de personajes políticos, Juan Velásquez representó a figuras del ámbito artístico y religioso, como el cardenal Norberto Rivera y el pintor David Alfaro Siqueiros. Su enfoque se caracterizó por una defensa sin prejuicios, aplicando la ley con estrategias precisas para proteger los intereses de sus clientes.