"Las normas no se pueden detener ante la voluntad de autoridades ni de ciudadanos, salvo de que sea inconstitucional o inconvencional”. Expresó Norma Piña.
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La presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Norma Piña,
durante una visita a la Facultad de Derecho de la UNAM, aseveró que “La Constitución es un inmenso manto protector de certeza, de confianza, de seguridad y de unión entre los mexicanos; nos obliga a todas las autoridades a promover, respetar y garantizar los derechos humanos”.

Abundó que la Carta Magna es el “centro de gravedad donde convergen los fines y los entramados constitucionales para llegar a ser el México que podemos y debemos ser”.

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Aseveró que desde su promulgación, la Constitución ha tenido más de 800 modificaciones y citó un texto académico que señala: “cuando un proceso de reformas a la Constitución ocurre varias veces al año, ¿les suena?, es señal de flexibilidad y la ley fundamental cambia como si se tratara de cualquier cuerpo normativo de menor jerarquía, ese es el primer síntoma patológico de la Constitución”.

Las modificaciones a la Constitución de manera recurrente, dijo, “erosionan su legitimidad, vulnerando sus atributos como este manto protector de certeza”.
La arbitrariedad genera “inseguridad y la seguridad jurídica es un valor indispensable para vivir en una sociedad medianamente organizada, sin ella no pueden existir otros valores básicos, no habría Derecho estable”.

Las normas, dijo, no se pueden “detener ante la voluntad de autoridades ni de ciudadanos, salvo de que sea inconstitucional o inconvencional”.

A su vez, condenó el encapsulamiento de policías contra trabajadores del Poder Judicial y personas juzgadoras.

Durante la inauguración del Congreso Internacional de la Unión Iberoamericana de Universidades y de las Cortes Supremas y Constitucionales de Iberoamérica, la ministra señaló que las juezas fueron sometidas “con uso excesivo de la fuerza estatal”.

La también presidenta de la Judicatura, indicó que “cuando se trata así a las personas que además han dedicado su vida a la defensa de la Constitución resulta inevitable recordar que la línea divisoria entre el desacuerdo y la intolerancia es tan tenue como la línea divisoria que puede haber entre la intolerancia y el autoritarismo”.