A una semana de realizarse los comicios presidenciales en la Unión Americana, los estadounidenses están, literalmente, deshojando la margarita entre la demócrata Kamala Harris y el (dizque) republicano Donald Trump. Las dos encuestas más representativas, las de mayor peso pues, CBS News/YouGov y ABC News/Ipsos están divididas: La primera pone a la cabeza al demente magnate neoyorquino 50%-49%, mientras que la segunda considera que la actual vicepresidenta de los Estados Unidos aventaja por 51% a 47%. Sin embargo, el análisis de The New York Times /Siena College arroja que en estos momentos hay 1.2 millones de gringos indecisos que todavía no saben a quién le darán su sufragio.

            Bueno… pero ¿Y aquí en México qué es lo que más nos conviene: Que gane Kamala o que gane Trump?

            Tomando en cuenta el aforismo de que los Estados Unidos no tienen amigos, sino socios, la realidad es que el panorama inmediato para nuestro país a partir del 20 de enero de 2025, es sumamente difícil, porque cada uno de estos dos personajes, sin importar quien llegue a la Casa Blanca, traerá una complejidad con aristas muy rígidas para México, pues en los temas más sensibles y demandantes de la agenda bilateral (comercio, migración, narcotráfico y seguridad) cada uno trae ya muy bien definido su plan de acción y bajo ninguna circunstancia el Gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum se debe confiar y, al mismo tiempo, se debe diseñar un plan de acción que se desmarque de lo que se hizo durante el sexenio obradorista porque, a juzgar por los resultados obtenidos, prácticamente todo fue un verdadero desastre.

            Por eso, desde ya, más allá de quien obtenga el triunfo en las urnas el próximo martes 5 de noviembre, nuestro gabinete ya debe estar trazando el plan de acción que habremos de desplegar durante los siguientes cuatro años (2025-2029). El canciller Juan Ramón de la Fuente; el secretario de Economía, Marcelo Ebrard; la titular de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez y el responsable del Instituto Nacional de Migración (INM), Sergio Salomón Céspedes, deben conformar un bloque sólido y homogéneo de interlocutores solventes que evite principalmente que se presenten golpes bajos y ofensas hacia nuestra soberanía e intereses. Igualmente, por aquello del no te entumas, habrá que seguir muy de cerca lo que haga Ebrard, tomando en cuenta las muy cuestionables decisiones que tomó cuando fue el responsable de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) con López Obrador, pues frente a las cámaras decía una cosa y en lo oscurito negoció otras.

Asimismo, habría que demandarle al embajador Esteban Moctezuma Barragán que ya se ponga las pilas y adquiera un rol protagónico dentro de la sinergia diplomática que desplegará México frente a los Estados Unidos, pues durante su primera etapa embajador, la cual arrancó el 16 de febrero de 2021, ha brillado por su ausencia y, dadas las circunstancias, con la coyuntura que se está viviendo no podemos darnos el lujo de seguir teniendo a un embajador invisible.

También habrá que estar muy al pendiente de lo que se decida desde Bucareli 99 con la responsable de nuestra política interna, porque esto va a impactar enormemente en la relación con Estados Unidos, pues a Rosa Icela y a Salomón Céspedes les corresponderá corregir todos los desastres que dejaron a su paso Olga Sánchez Cordero y Francisco Garduño, responsables de la enorme cantidad de migrantes centro y sudamericanos que entraron a nuestro país durante el sexenio pasado.

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