Es un hecho, el cierre del año y los meses por venir no serán de bonanza económica para la economía mexicana.
No están todavía las cosas para que se compliquen a nivel de una crisis económica, pero es un hecho que, de lo que vemos hoy, no van a mejorar las condiciones en largo tiempo.
Pero, vamos por partes.
A la mayoría de las personas les tiene sin cuidado lo que pasa con los temas económico-financieros. La buena noticia para ellos es que se angustian menos, la mala es que se creen cualquier cosa que les digan desde el poder, como aquello de que vamos requetebién.
Los que siguen más de cerca lo que pasa, por ejemplo, en el mercado cambiario, a veces se angustian por algo que no les va a impactar de manera directa, al menos no de inmediato.
Porque si no son de los afortunados que viajan seguido a Estados Unidos o bien de los que tienen que hacer pagos constantes en dólares, la realidad es que el traspaso de la depreciación a la vida cotidiana es mínimo.
Lo que cuenta son las causas de esa pérdida de poder cambiario del peso.
Hay muchas razones para tener una cotización peso dólar que pasó de los 16.70 en junio a los 20.20 de ayer.
Donald Trump es una, pero hay otra que es interna y pesa mucho: México está en un camino de deterioro democrático rumbo a un régimen más autoritario, sí, más que lo que hemos visto.
Sin garantías de respeto al Estado de Derecho y con los niveles de inseguridad, se frenan las inversiones de las empresas y de las familias. Eso implica una caída económica.
Ahora, ¿cuáles son los riesgos futuros para nuestras finanzas personales? Ya sea que lo veamos desde un empleo, formal o informal, o desde una posición empresarial, si la actividad económica baja se puede limitar o perder la fuente de ingreso.
Menor crecimiento implica menos empleos, menos producción y consumo. Si la baja económica no implica un desorden financiero, se puede pasar el bache con más facilidad.
Claro, la expectativa es que todo el 2025 sea lento y con bajas tasas de crecimiento, pero si a la par llega la turbulencia financiera por una pérdida del grado de inversión, puede ser más complicado.
Si una baja en la actividad económica viene de la mano de mayores tasas de interés o más inflación, los problemas son mayores.
Entonces, lo que resta de este 2024 estará dominado por la incertidumbre que genera la reforma al poder judicial y las elecciones en los Estados Unidos.
También, la recepción que tenga el paquete económico del 2025, que puede gustar o no a las firmas calificadoras. Y a partir de ahí las consecuencias a todo lo largo del próximo año.
Esta es mi última colaboración en este medio, agradezco mucho a ustedes lectores por su atención.
@campossuarez