En el contexto de una elección tan disputada, la tecnología usada para votar puede influir en el tiempo necesario para conocer los resultados.
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Este 5 de noviembre, los estadounidenses acuden a las urnas en una elección reñida que determinará el rumbo de su nación y repercutirá en todo el mundo. Más allá de la competencia entre los candidatos, el proceso de votación en Estados Unidos involucra una mezcla de tecnologías avanzadas y métodos tradicionales, lo que refleja el complejo sistema electoral y la diversidad en sus prácticas de conteo.

La forma de votar varía según el estado y el condado. Algunas jurisdicciones optan por papeletas que los ciudadanos marcan a mano, mientras que otras emplean máquinas electrónicas, similares a cajeros automáticos, en las que los votantes seleccionan sus preferencias en una pantalla. Estas tecnologías, que han evolucionado a lo largo de los años, se volvieron un tema de debate tras las controversias en las elecciones presidenciales de 2000, cuando las deficiencias en el diseño de las boletas y el uso de máquinas de tarjetas perforadas en Florida generaron dudas sobre la precisión de los resultados.

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Desde entonces, las autoridades estadounidenses buscaron mejorar la tecnología electoral y reforzar su seguridad. Sin embargo, el uso de máquinas electrónicas continúa bajo cuestionamientos, en parte, por el riesgo de errores o vulnerabilidades que podrían comprometer la integridad del conteo. La Ley de Ayuda a América a Votar (Help America Vote Act), aprobada en 2002, impulsó una renovación masiva del equipo de votación en varios estados, aunque con el tiempo muchas máquinas quedaron obsoletas, lo que planteó nuevos retos.

Hoy, una de las tendencias más notables es el uso de sistemas de escaneo óptico, que permiten registrar y contar los votos en papel mediante un escáner. Este método asegura que cada papeleta quede registrada de forma electrónica, lo cual facilita su revisión en caso de discrepancias.

Para muchos votantes, el proceso incluye marcar sus opciones en una pantalla electrónica, que luego imprime una papeleta física con sus decisiones. Esta papeleta se escanea posteriormente, lo que garantiza un respaldo en papel. Aunque se busca que los electores revisen el papel impreso antes de depositarlo, pocos lo hacen. Esto ha motivado la creación de sistemas que escanean el texto impreso en vez de códigos QR o de barras, cuyo contenido es difícil de verificar para el ciudadano común.

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A nivel federal, la Comisión de Asistencia Electoral (Election Assistance Commission) establece directrices voluntarias para las máquinas de votación, aunque cada estado tiene libertad para adoptarlas o no. Sólo 12 estados requieren que sus equipos estén certificados por esta comisión, lo que deja un amplio margen para la disparidad en los estándares de seguridad y confiabilidad en el país.

En el contexto de una elección tan disputada, la tecnología utilizada para votar puede influir en el tiempo necesario para conocer los resultados. Si el conteo es tan ajustado como sugieren las encuestas, es probable que el escrutinio se extienda, mientras el país y el mundo esperan una definición.

MSA