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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, reiteró que una de sus principales prioridades al asumir la presidencia en enero será llevar a cabo la mayor campaña de deportación en la historia de Estados Unidos, tal como prometió durante su campaña electoral. En una entrevista con NBC, el presidente electo afirmó que no existe otra opción: “No es una cuestión de costo. Realmente no tenemos otra opción”, dijo al defender su plan.

El líder republicano destacó que aquellos involucrados en crímenes graves, como asesinos y líderes de cárteles de drogas, serán deportados a sus países de origen. “Cuando los capos de la droga han destruido países, ahora van a regresar a esos países porque aquí no se quedarán”, aseguró, al subrayar que el costo de esta iniciativa no es relevante.

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El mandatario electo también abordó su propuesta de reforzar la frontera sur, la cual busca un equilibrio entre la seguridad y la inmigración legal. “Queremos que la gente venga, pero tienen que hacerlo legalmente y con amor por el país”, declaró al medio estadounidense.

A pesar de las promesas, la implementación de un plan de deportación masiva enfrenta grandes desafíos logísticos y financieros, según funcionarios que trabajaron en su administración. La cooperación entre diversas agencias federales, incluido el Departamento de Justicia y el Pentágono, será clave para su ejecución.

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Trump, finalmente, atribuyó parte de su triunfo en la elección frente a Kamala Harris a su postura sobre inmigración, al señalar que logró avances significativos entre votantes latinos y jóvenes, un cambio que considera resultado del desajuste entre los demócratas y la mentalidad del país.

MSA