En la fase final de su campaña presidencial, Donald Trump planteó sus prioridades con México y dejó muy claro que el enfoque será la imposición y defensa de los intereses estadounidenses, sin preocuparse por lo que piensen las autoridades mexicanas.
La amenaza de declarar terroristas a los cárteles del narcotráfico se dio durante su primera presidencia en la Casa Blanca, pero ahí se percató –el lenguaje mexicano– de que no eran enchiladas y que era imposible por seguridad nacional que el Gobierno de Washington impusiera esa caracterización porque lo obligaría a una invasión unilateral militar del territorio mexicano.
En 2019, el presidente Trump amenazó a México con imponer aranceles si Palacio Nacional no tomaba decisiones de autoridad –policiacas y militares– para frenar el flujo irregular de migrantes que venían de Centroamérica y cruzaban México para tratar de ingresar a Estados Unidos por las buenas o por las malas. El presidente López Obrador temió a los aranceles y movilizó a sus fuerzas de seguridad para contener y reprimir a los migrantes.
Pero hay una experiencia que en México se conoce muy bien y que en EU forma parte de sus análisis sensibles de seguridad nacional: una crisis económica en México –por sí o provocada por aranceles de castigo– se convierte automáticamente en una crisis local que se traduciría en presiones migratorias incontenibles en la frontera estadounidense, e inclusive había sido un argumento para apresurar la firma y aprobación del Tratado de Libre Comercio.
En pocas palabras, la amenaza de Trump busca regresar a México a la guerra contra el narcotráfico que fracasó con Felipe Calderón, además de que Estados Unidos intervendría en México con su estrategia de escobazos al panal de los cárteles y afectaría la estrategia de seguridad del nuevo Gobierno de Sheinbaum que busca evitar la violencia en las calles. La guerra de Calderón que quiere revivir Trump no acabó con la delincuencia y metió al país en una fase sangrienta de la que todavía no puede salir.
Zona Zero
- A pesar de venir de un mismo grupo y de una sucesión de continuismo garantizado, la presidenta Sheinbaum Pardo definirá sus relaciones con Trump no en función de principios o acuerdos, sino bajo la amenaza imperial de la Casa Blanca de invadir a México con militares. Así que se aceptan apuestas: ganará la amenaza arancelaria o la soberanía mexicana.
(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.
@carlosramirezh