SEDE. Río de Janeiro será el escenario del G20, donde tensiones globales y debates sobre justicia social marcarán el rumbo de la agenda internacional.
 

Río de Janeiro será la sede del G20 los próximos 18 y 19 de noviembre, un evento que reunirá a líderes de las principales economías mundiales. Con Brasil como anfitrión, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva busca impulsar un enfoque centrado en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y el cambio climático. Sin embargo, la cumbre no estará exenta de desafíos, pues estará marcada por tensiones geopolíticas y problemas internos.

En la agenda destaca la propuesta de Lula de aplicar un impuesto a las grandes fortunas, un plan que pretende gravar con un dos por ciento anual a los multimillonarios. Esta medida, apoyada por economistas como Gabriel Zucman, ha generado reacciones encontradas, especialmente en países como Estados Unidos y Alemania, donde las élites económicas han expresado su rechazo.

Los conflictos en Ucrania y Gaza, así como las tensiones entre Estados Unidos y China, también influirán en las discusiones. Si bien la cumbre busca abordar retos globales, estos escenarios podrían complicar la búsqueda de consensos.

Paralelamente, se llevará a cabo el “G20 Social”, una iniciativa impulsada por Lula para incluir a movimientos sociales, comunidades indígenas y sectores vulnerables. Este foro abordará temas como la igualdad salarial, los derechos LGBTI+ y el cambio climático, con la esperanza de que sus propuestas influyan en la declaración final del G20.

Sin embargo, la atención no se centra únicamente en los líderes internacionales. Un reciente intento de ataque frente a la Corte Suprema en Brasilia, presuntamente vinculado a seguidores del expresidente Jair Bolsonaro, incrementó las preocupaciones sobre la seguridad y la estabilidad política. La polarización en el país añade presión al gobierno de Lula, que busca equilibrar demandas sociales y estabilidad política en un momento crítico.

La cumbre del G20 en Brasil no sólo representa un foro para debatir problemas globales, sino también una oportunidad para que Lula consolide su liderazgo internacional, ante la presión interna y el creciente apoyo a Bolsonaro.

 

SEDE. Río de Janeiro será el escenario del G20, donde tensiones globales y debates sobre justicia social marcarán el rumbo de la agenda internacional.