Tras más de 1,000 días de la invasión rusa de Ucrania, recuerdos de la Crisis de los Misiles de 1962 resurgieron cuando el presidente Vladímir Putin aprobó esta semana una doctrina nuclear revisada que amplía las condiciones para el uso de armas nucleares.
La medida coincidió con el primer uso por parte de Ucrania de misiles ATACMS (misiles balísticos que pueden alcanzar objetivos a 300 kilómetros de distancia) suministrados por Estados Unidos contra territorio ruso. El objetivo fue un depósito de municiones en la región rusa de Briansk.
El primer ministro británico, Keir Starmer, hablando en la cumbre del G20 en Brasil a inicios de semana, reafirmó el apoyo inquebrantable del Reino Unido a Ucrania y condenó la “retórica irresponsable” de Moscú.
La doctrina rusa actualizada permite una respuesta a ataques convencionales cuando estén respaldados por potencias nucleares. Putin enmarcó los cambios como esenciales para contrarrestar el creciente apoyo de Occidente a Ucrania.
El Kremlin enfatizó que cualquier ataque que involucre armamento suministrado por la OTAN sería visto como un acto de agresión colectiva por
parte de la alianza. Desde el G20, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, advirtió que los ataques a suelo ruso con armas occidentales señalan una “fase cualitativamente nueva” del conflicto.
En paralelo, Starmer subrayó el compromiso del Reino Unido con Ucrania, afirmando: “La forma más rápida de poner fin a este conflicto es que Rusia desista” de la agresión. Londres ya ha aportado misiles Storm Shadow y ha prometido 7.5 millones de libras para drones avanzados, aunque el gobierno sigue reacio a autorizar su uso más allá de las fronteras ucranianas.
No obstante, la reciente decisión del presidente Joe Biden de permitir a Ucrania atacar objetivos rusos con misiles americanos sentó un precedente que aliados como el Reino Unido y Francia podrían seguir.
Al concluir la cumbre, Starmer criticó el comunicado del G20 por carecer de un lenguaje contundente sobre Ucrania, pero destacó la unidad en la defensa de la soberanía territorial. También denunció la ausencia de Putin, a quien calificó de “autor de su propio exilio”.
En el ámbito nacional, Starmer ha tratado de distanciarse de las políticas pacifistas de los anteriores liderazgos laboristas como Jeremy Corbyn. En junio, un mes antes de la elección general de 2024, se dijo listo para usar armas nucleares de ser necesario, aunque no especificó bajo qué condiciones.